miércoles, 23 de septiembre de 2015

Como el ciego del camino

Aquí estoy, Jesús, como el ciego del camino.
Pasas a mi lado y no te veo.
Tengo los ojos cerrados a la luz
y siento en ellos como duras escamas
que me impiden ver.

Señor, yo te busco, te deseo, te necesito.
Jesús, me ciegan tantas cosas:
el consumo con sus luces de colores,
el placer con su fuerza irresistible,
el dinero con sus cadenas que aprisionan,
la televisión y los entretenimientos que me alejan de la realidad,
el pecado y su densa niebla…

Cura mi ceguera para ver tu rostro con ojos limpios
y abrir mis ojos a la luz de tu Evangelio.
Cura mi ceguera para descubrir la alegría y la vida
que esconden el dolor y la muerte,
para encontrar tu huella en las cosas.
Cura mi ceguera para reconocer en cada hombre a un hermano,
para mirar mi vida como tú la ves: con amor y esperanza.

Como el ciego del camino, así te busco.
Toca mis ojos con tus dedos y ábrelos a la luz.
Entonces el camino, mi camino, tendrá rumbo.