Señor, enséñame a encajar las contrariedades de la vida
con tu mismo espíritu de paciencia, comprensión y esperanza.
Que sepa comprender al que no me entiende,
porque no siempre tengo la mente abierta.
Que sepa disculpar al que no me acoge,
porque no siempre tengo mis puertas abiertas.
Que sepa entender al que no me ayuda,
porque no siempre tengo mis manos abiertas.
Que sepa exculpar a los que me pone mala cara,
porque no siempre mis labios están abiertos a la sonrisa.
Que sepa perdonar al que me critica sin razón,
porque no siempre mis palabras están abiertas a la bendición.
Que sepa excusar al que falla en su trabajo,
porque no siempre cumplo con mis obligaciones.
Señor, que no exija a nadie una actuación sin tacha,
y no me exija a mí misma caer bien a todo el mundo.
Que me esfuerce por tratar con delicadeza a las personas
y sepa perdonar a los que no me tratan como yo querría.
