viernes, 25 de septiembre de 2015

Dejándolo todo, te siguieron

Dejándolo todo, te siguieron.
Cuando leo esta página de tu evangelio,
me quedo sorprendido y pensativo.
Me miro a mí mismo y me pregunto:
¿Conseguirá el Señor de mi algo parecido?
Me gustaría que así fuera. Jesús.

Enséñame a no retener nada para mí.
Ayúdame a romper mis ataduras
y a saltar por encima de las renuncias y los sacrificios.
Cuando sienta tu delicada voz,
invitándome a dejarlo todo como Pedro,
haz que no cambie de conversación
ni ponga otra sintonía.

Al contrario, ayúdame a escucharte
y a mirarte cara a cara.
Ojalá consigas de mí la entrega de los primeros discípulos.
Ojalá me convenzas como a esa multitud de gentes
que. desde hace dos mil años,
lo dejan todo para seguirte a Ti.

Aquí me tienes, Jesús,
deseando ser convencido por Ti.
Llámame, convénceme, entusiásmame
para que te diga "sí"
y lo deje todo con alegría.
Dame tu mano y vayamos juntos
a trabajar por tu causa.