miércoles, 30 de septiembre de 2015

Despiértanos, Señor, de la indiferencia

Señor, te pedimos perdón, porque con nuestros actos y nuestras omisiones favorecemos una economía de la exclusión y la iniquidad, una economía que mata, en la que grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Hemos creado nuevos ídolos. Nuestro dios es el dinero y el consumo, el afán de poder y de tener.



Libéranos de la globalización de la indiferencia; porque, casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera. Despiértanos, Señor, de esta anestesia.

Conviértenos, Jesús. Ayúdanos a vivir éticamente, a promover la libertad frente a cualquier tipo de esclavitud, a luchar por la plena realización de todo ser humano y a crear un equilibrio y un orden social más humano.

Inspirada en Evangelii Gaudium