No has llegado todavía
pero yo sé que estás aquí.
Nadie más podría retenerme
en estas paredes de silencio
expirando soledades.
Mi deseo de tu encuentro
sigue ahondando ausencia,
y cuando te muestres
seguirá tu presencia
encendiendo mi deseo.
En esta espera lenta
se afinan mis sentidos.
Un reflejo fugaz
es un mensajero de la luz,
y en el rumor más tenue
ya hierve toda la vida.
Al salir a los encuentros,
en toda ausencia humana
que deambula por las calles,
se paraliza por los golpes
o languidece en los rincones,
te percibiré mejor a ti
en mínimas señales,
pues no puedes brillar tanto
que ciegues mis sentidos.
Benjamín González Buelta, sj