jueves, 8 de octubre de 2015

Me siento confuso

a) Me siento confuso,
Señor Jesús.
Me siento inseguro.
No hay caminos en mi vida
y estoy harto de la encrucijada.
Tanteo a ciegas y no encuentro.
Busco y sigo desorientado.
Quiero construir mi vida sobre
roca firme y siento la arena
agarrada a mi pie descalzo.
Quiero ser yo mismo,
afianzarme en mí mismo.
Y desde mi inseguridad y debilidad ataco, como loco,
dando golpes al viento.

b) Con frecuencia, Señor, no me controlo y me irrito, como un niño al que le han
quitado un montón de juguetes.
Otras veces, Señor Jesús, soy romántico y sueño en puestas  de sol sobre un mar tranquilo...

c) Señor Jesús yo sé que soy inconstante y que siempre
mis pasos quedan
a medio camino.
Yo sé que soy desconcertante
y contradictorio
Tengo mil preguntas en mi cabeza
y otras mil respuestas
que no sé formular.

d) Necesito salir de mí, Señor.
Entrar en mí 'éxodo'.
Necesito descubrir al otro para encontrarme conmigo.
Necesito sentir el grupo,
la comunidad cercana
para sentirme persona, eso, sencillamente, 'persona'.

e) Aquí estoy, Jesús,
junto a mi pozo, en mi pozo,
sentado en el brocal.
Aquí estoy, Señor, y tengo miedo, vértigo de mirar al fondo.
Aquí estoy, Señor, vacío,
hueco, sin fondo.
Aquí estoy solo, incomunicado,
lleno de cosas, lleno de ruidos,
Con sed y sin ganas
de buscar el agua fresca.
Aquí estoy como en un desierto,
lejos de la montaña.
Aquí estoy en el país
de los mil pozos,
en el país de los mil
interrogantes de mi vida,
de mi fe.

f) Aquí estoy, Señor, con
mil rostros sin rostro de mi Dios.
Aquí estoy con la norma
y el peso duro de la ley,
con las barreras
de lo estructurado.
Aquí estoy con rupturas hechas
y con miedo de otras en espera.
Estoy fatigado, vacío y solo,
cansado y hastiado.

¡Si al menos, Señor,
Tú estuvieses sentado
junto a mi pozo...!
¡Si al menos, Señor,
me ofreciese el agua viva...!
¡Si al menos, Señor,
encontrase en Ti esa fuente,
ese manantial que brota
continuamente,
con una vida  sin término...!

g) Aquí estoy, Señor,
y quiero buscar en Ti
respuesta a mi pregunta:

¿Eres Tú, Señor, la norma, el programa para una vida?
¿Eres Tú, Señor,
ese Amigo que busco
y que no encuentro?
¿Es tu estilo de vida
garantía de un camino cierto?
¿Tu muerte no fue un fracaso,
un camino sin salida?
¿Te mataron porque entraste
en conflicto con la ley?
¿Te crucificaron porque
querías un templo en espíritu
y en verdad?
¿Te sentenciaron a muerte
porque te pusiste al lado
del débil, de parte del hombre
en conflicto?
¿Te colgaron del madero
por dar alas de Libertad
a tu Evangelio?
¿Acaso te entendió alguien?
¿Quién te comprendió, Señor?