jueves, 8 de octubre de 2015

Mi corazón canta

Mi corazón canta, Señor del alba, como una alondra.
Mi corazón se alegra como la luz de la mañana.
Mi corazón siente la grandeza de mares del Señor.
Mi corazón se goza en Dios, que es Dios y salva.
Mi corazón se siente pequeño como hoja al viento.

Soy feliz, Señor, como rama de almendro en flor.
Soy feliz, Señor, como gaviota en libertad de alas.
Soy feliz, Señor, con la nueva Humanidad que se abre
y en mi pequeñez tu grandeza desbordante, canta.

Yo canto con gozo: tu poder es grande, Señor.
Tú has hecho maravillas con mi pueblo
y del látigo lo sacaste a través de puras aguas.
Tú has conducido a mi pueblo en la arena del desierto
y lo has llevado caminando como en alas de águila.

Tus gestas han quedado en la historia de mi historia
y han llegado hasta mis manos, calientes tus hazañas.
Has dispersado a los de corazón duro y soberbio
como arranca el viento la hoja al leño agarrada.
Has derribado del trono al corazón poderoso
como han caído en la historia gigantescas murallas.
Has levantado del suelo, del barro al humilde
como levanta el sol la vida dormida y callada;
como levanta la lluvia la hierba seca
despertando la semilla entre la tierra derramada.

Has colmado de bienes al corazón hambriento.
Has llevado el pan fresco, recién amasado al horno,
a las manos y a las bocas abiertas en esperanza.

Tú eres Dios. Eres Señor del hombre y las cosas
y la puerta de tu granero no tiene la llave echada.
Has despedido a los ricos, los poderosos, los que son alguien,
con las manos vacías y los ojos secos, sin lágrimas.
Has levantado en alto lo que es frágil y mira al cielo
y has dejado en la tierra lo pesado como una cosa gastada.
Tu pan, que es pan eterno, es para el pobre.
Tu pan, que es pan de todos, no es pan   migajas.

Señor de la Historia del hombre,
ven en ayuda de los pueblos que lloran,
mientras otros danzan.
Ven, Señor, y que tu bondad y misericordia
cambie el corazón del hombre y le dé entrañas.
Ven en favor de esta Humanidad dividida y rota
y haz unidad en la cepa de todas las ramas.
Tú que eres Padre de todos los hombres del mundo
siéntanos en tu mesa donde todos tienen su pan y su agua.