domingo, 11 de octubre de 2015

Oh, Dios, Tú eres mi Dios

Oh, Dios, Tú eres mi Dios, por ti madrugo,
Mi alma está sedienta de ti;
Mi carne tiene ansia de ti,
Como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Como te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
Te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
Y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
Y mis labios te alabaran jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
Y velando medito en ti,
Porque fuiste mi auxilio,
Y a la sombra de tus alas como canto con júbilo;
Mi alma está unida a ti,
Y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre...,
Mi alma está sedienta de ti;
Mi carne tiene ansia de ti,
Como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Como te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
Te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
Y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
Y mis labios te alabaran jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
Y velando medito en ti,
Porque fuiste mi auxilio,
Y a la sombra de tus alas como canto con júbilo;
Mi alma está unida a ti,
Y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre...

Salmo 62