miércoles, 7 de octubre de 2015

Samaritanos

Mantener siempre atentos los oídos
al grito de dolor de los demás
y escuchar su llamada de socorro es solidaridad.

Mantener la mirada siempre alerta
y los ojos tendidos sobre el mar
en busca de algún náufrago en peligro es solidaridad.

Sentir como algo propio el sufrimiento del hermano,
de aquí y de allá,
hacer propia la angustia de los pobres es solidaridad.

Llegar a ser la voz de los humildes,
descubrir la injusticia y la maldad,
denunciar al injusto y al malvado es solidaridad.

Dejarse transportar por un mensaje cargado de esperanza,
amor y paz,
hasta apretarla mano del hermano es solidaridad.

Convertirse uno mismo en mensajero del abrazo sincero y fraternal
que unos pueblos envían a otros pueblos es solidaridad.

Compartir los peligros en la lucha para vivir en justicia y libertad
arriesgando en amor hasta la vida es solidaridad.

Entregar por amor hasta la vida es la prueba mayor de la amistad,
es vivir y morir con Jesucristo,
es solidaridad.