viernes, 18 de diciembre de 2015

Envidia

Señor, sabemos que la envidia perjudica a todos,
al que es envidiado y al que envidia;
pero, a veces nos cuesta mucho evitarla.

Envidiamos un puesto de trabajo, un coche, una casa,
los amigos y la familia que no tenemos;
el carisma, el físico, la inteligencia, la fama...
Nos parece que si no poseemos lo que envidiamos
no podemos triunfar ni ser felices del todo.

Haznos comprender los peligros de la envidia.
De la envidia nacen el odio y la calumnia,
la alegría cuando el prójimo fracasa
y la tristeza causada por su prosperidad.
La envidia nos arma unos contra otros
y debilita desde dentro a las familias,
a las comunidades y a toda la sociedad.

Danos luz y fuerza para superar la envidia,
para valorar nuestras posibilidades y capacidades;
para dar gracias por nuestros pequeños y grandes logros;
para ver en cada persona a una hermana,
para no considerarlas competidoras ni enemigas,
para verlas como un regalo que Dios me ha dado;
para saber pedir con humildad lo que necesitamos
y compartir con generosidad lo que tenemos. Amén.