Señor, dame una mirada de fe, para descubrirte en mi corazón,
en el corazón de los hermanos, en el corazón de todas las personas.
Señor, ayúdame a sentir que el otro es "uno que me pertenece",
para compartir sus alegrías y sus sufrimientos,
para intuir sus deseos y atender a sus necesidades,
para ofrecerle una verdadera y profunda amistad.
Señor, ayúdame a rechazar las tentaciones egoístas que continuamente nos asechan
y engendran competitividad, ganas de hacer carrera, desconfianza y envidias.
Dame la capacidad de ver ante todo lo que hay de positivo en el otro,
para acogerlo y valorarlo como regalo de Dios: un "don para mí".
Inspirada en NMI 43 (Juan Pablo II)