domingo, 13 de diciembre de 2015

Reunidos y unidos

Señor, aquí nos tienes reunidos en tu nombre.
Estamos reunidos, y nos sentimos también unidos,
porque nos ocupa y nos preocupa lo mismo a todos
y, lo que es mejor, lo mismo que a Tí, Señor:
hacer un mundo de hermanos.

Tú lo sabes bien, Señor,
se nos hace difícil, muy difícil a veces, el camino.
Difícil la esperanza, en momentos de esterilidad
Difícil el entusiasmo, en un clima de indiferencia.
Difícil la valentía, en un tiempo de tanto miedo a arriesgar, incluso por los mayores ideales.

Difícil la opción evangélica por los más pobres y sencillos,
cuando el confort y justificaciones fáciles
destronan al compromiso paciente y sacrificado
y entronizan a la diosa de la comodidad.

Dificil la formación y el análisis de la realidad,
cuando triunfa tantas veces el oportunismo,
cuando enseguida creemos saberlo todo...

Ayúdanos, Señor, a mejorar nuestro ser de cristiano
a sentir verdaderas ansías de seguirte.
Danos claridad y radicalidad
para preferir a los más necesitados...
Necesitamos experimentar cada vez más, Señor,
que Tú eres la única verdad que salva,
el único libertador, el único camino;
la única vida que da sentido a la vida,
para ser testigos tuyos,
y apasionados defensores de la dignidad de todos.

En tus manos nos ponemos, guíanos.
Es maravilloso saber que contamos contigo.
y que Tú cuentas con nosotros.
Gracias Señor.