lunes, 14 de diciembre de 2015

Sal y luz

Señor, danos tu luz para poder iluminar el mundo.
Podemos tener buena salud, buenos amigos,
podemos tener mucha fuerza
y una cabeza bien amueblada;
pero si no lo vemos, si no lo descubrimos,
sirve de muy poco.

Señor, danos tu luz para poder iluminar el mundo.
Las luces de nuestro mundo, las luces de la publicidad,
nos muestran sobre lo que nos falta,
lo que tendríamos que comprar.
Necesitamos otra luz que nos ofrezca la oportunidad
de ver lo que tenemos,
de reconocer lo afortunados que somos,
de disfrutar y compartir lo mucho que tenemos.

Señor, danos tu sal, para sazonar la tierra.
Podemos tener un buen trabajo, una familia que nos quiere,
podemos incluso hacer cosas buenas por los demás;
sin embargo, en demasiadas ocasiones,
tenemos la sensación de que nuestra vida es sosa, sin sabor.
Los ingredientes de nuestra vida son buenos, pero falta sal.
Señor, danos tu sal, para poder sazonar la tierra.

La sal que tú nos ofreces se llama amor:
Partir tu pan con el hambriento,
hospedar a los pobres sin techo,
vestir al desnudo,
y no cerrarnos a la propia carne.