Señor, cuando estamos cansados y desanimados, como tus discípulos en el Evangelio,
Tú nos invitas a orar, a estar contigo, para transmitirnos fuerza y esperanza.
Gracias, Jesús, por esos momentos de comunión contigo, de transfiguración.
Nos ayudan a afrontar los momentos tristes, sabiendo que nos espera la felicidad más grande.
Gracias por ofrecernos el regalo de tu Palabra, palabra de consuelo, de verdad, de vida.
Queremos hacer silencio y ser oyentes de tu Palabra, como la Virgen María.
Queremos que nuestra vida refleje la belleza y la bondad de tu Palabra,
para que quienes se encuentren con nosotros, se sientan transfigurados por tu amor.
