Señor Jesucristo, Camino, Verdad y Vida,
rostro humano de Dios y rostro divino del hombre,
enciende en nuestros corazones el amor al Padre,
que está en el cielo y la alegría de ser cristianos.
Ven a nuestro encuentro y guía nuestros pasos para seguirte
y amarte en la comunión de tu Iglesia,
celebrando y viviendo el don de la Eucaristía,
cargando con nuestra cruz, y urgidos por tu envío.
Danos siempre el fuego de tu Santo Espíritu,
que ilumine nuestras mentes
y despierte entre nosotros el deseo de contemplarte,
el amor a los hermanos, sobre todo a los afligidos,
y el ardor por anunciarte al inicio de este siglo.
Discípulos y misioneros tuyos, queremos remar mar adentro,
para que nuestros pueblos tengan en Ti vida abundante,
y con solidaridad construyan la fraternidad y la paz.
Señor Jesús, ¡Ven y envíanos!
María, Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.
Amén.