viernes, 19 de febrero de 2016

Yo no robo, ni mato

Señor, enséñanos a ser cuidadosos en la relación con las personas,
a no conformarnos con no robar o no matar,
a evitar hasta los insultos que parecen más pequeños:
imbécil, tonta, renegada, facha, rojo, feo, gorda...
a borrar de nuestros labios expresiones que roban o matan
la alegría, la fama, la esperanza, la paz de los demás.



Enséñanos a no maldecir nunca, a bendecir siempre,
a saber encontrar, valorar y agradecer lo bueno,
las buenas acciones y las buenas palabras,
las buenas intenciones y los buenos sentimientos
de nuestros "amigos" y de nuestros "enemigos",
de los que son "de los nuestros" y de quienes no lo son,
de los que son "de mi pueblo" y de los que vienen de lejos.

Enséñanos a buscar y a trabajar la reconciliación,
con quien se ha podido sentir ofendido por mis palabras,
con quien se siente incómodo con mi forma de actuar,
tenga o no tenga razones para sentirse así.
Y que, cuando no sea capaz de perdonar o de pedir perdón,
sepa pedirte, con humildad y confianza, fuerza para hacerlo.

Enséñanos a construir familias y pueblos nuevos,
comunidades reconciliadas y reconciliadoras,
para avanzar decididamente por el camino de la autentica paz.