sábado, 5 de marzo de 2016

Tú eres la vid

Señor, Tú eres la vid; nosotros los sarmientos.
Tú nos sostienes y nos alimentas.
Tu amor es la savia que da fuerza a nuestra vida
Contigo estamos seguros, Señor.

Cuando permanecemos unidos a Ti, Cristo,
se esfuman nuestras dudas y miedos;
no tememos a nada, pues estamos contigo.
Crece nuestra alegría y nuestra entrega.

Permanecer unidos a Ti no es estar a ratos,
cuando nos apetece, cuando lo necesitamos,
Ayúdanos a permanecer unidos a ti siempre,
cuando rezamos, trabajamos o nos divertimos.

Tú sabes, Señor, que a veces nos separamos de Ti.
Los éxitos nos hacen creer que no te necesitamos.
Los fracasos nos encierran en nosotros mismos.
Algunos rincones de nuestra vida están lejos de Ti.

Nos engañamos creyendo que estar contigo es un castigo,
“permanecer en Ti” nos suena a imposición.
Señor, danos la luz del Espíritu para comprender
que Tú eres el mejor regalo, el tesoro más valioso.

Señor, aunque no nos guste ni nos apetezca,
sabemos que necesitamos una buena poda:
corta nuestros apegos, miedos y egoísmos,
para que ofrezcamos cada día los mejores frutos.