Señor, tú sabes que soy pecador,
pero también sabes que te amo,
que quiero seguirte de cerca.
Soy débil y pequeño,
no me dejes caer en el orgullo de pensar
que soy mejor que los demás.
Dame humildad para confiar
en ti y en los hermanos,
como Tú confias en nosotros.
Dame un espíritu de discípulo
para seguirte a donde quiera
que me quieras conducir.
Respuesta a Juan 21,1-19