sábado, 30 de abril de 2016

Sin voces misteriosas

Sin voces misteriosas, pero con claridad
ha llegado hasta nuestro corazón
tu llamada a seguirte.
Estamos decididos a hacerlo.
Sabemos que esto no nos amargará la vida,
porque tu palabra es buena noticia,
tu yugo suave y tu carga ligera.

Siguiéndote nos sentimos más libres
y felices, a pesar de las dificultades.
La eucaristía y el contacto con los hermanos,
nos anima a marchar por tus caminos.
Gracias, Señor, por pronunciar cada uno
de nuestros nombres, del mismo modo que
un día llamaste así a tus apóstoles.
Tú eres nuestra ley, nuestro modelo.
Desde la debilidad de nuestra palabra,
prometemos, una vez más, seguirte de cerca.

Voy con las riendas tensas,
refrenando el vuelo,
porque no es lo que importa,
llegar solo ni pronto,
sino llegar con todos y a tiempo.

La vocación es como un itinerario
con señales de pista,
cada señal lleva a la señal siguiente,
sin saber el término definitivo,
más que un conocimiento del futuro,
más que buscar condiciones,
es una gran amistad.