domingo, 1 de mayo de 2016

A Dios no se le mueren sus hijos

Soy hijo e hija de Dios,
desde ya participo en la resurrección…
porque a Dios no se le mueren sus hijos
y Jesús no pierde a ninguno de sus amigos.

Descanso en sus manos maternales,
y siento que son buenas manos.
Abandono en ellas mis tristezas por el pasado
y mis ansiedades por el futuro.

Me centro en el presente,
noto que se diluyen mis miedos
y se ilumina mi fe en el amor ilimitado de Dios,
un amor que rebasa cualquier barrera temporal:
creo, Señor, en la vida después de la muerte
y para siempre, sencillamente porque confío en ti.

Julia Blázquez