lunes, 2 de mayo de 2016

Conversión de San Pablo

Te doy gracias, Señor, porque cuentas conmigo, a pesar de mi pequeñez y mi pecado. Cuentas conmigo y me llamas, como llamaste a Pablo, un fariseo inteligente, fanático, intransigente, que quería acabar con los que no pensaban como él.

Gracias a tu cercanía, Pablo se cayó del caballo de sus prejuicios y descubrió que donde abundó el pecado, sobreabundó tu amor; que tu grandeza se muestra en nuestra debilidad; que nos podemos fiar de Ti completamente; que Tú lo habías elegido para anunciar el Evangelio.

También a mí me has cambiado, Señor. Gracias. Que sepa acercarme cada día a Ti, para que puedas acabar la obra que has comenzado en mí y yo sepa contagiar mejor la luz, la alegría y la esperanza de nacen de la fe.