Te damos gracias, Padre, por Juan Bautista
y por todas las personas que preparan el camino
que nos conduce a Ti, a la felicidad más grande.
Te damos gracias, Padre, porque cuentas con nosotros,
para continuar la misión de Juan Bautista.
Que nuestra vida y nuestra voz griten que Tú estás cerca,
en las aldeas y las ciudades,
en el desierto del vacío interior de muchas personas.
Que con nuestro compromiso, Señor, Tú allanes los senderos,
eleves los valles de depresión, la desilusión y la desconfianza,
rebajes montes de orgullo y colinas de injusticia,
y endereces deseos y sentimientos torcidos.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.