viernes, 6 de mayo de 2016

La Palabra se hizo carne

Verdaderamente es digno y justo que nosotros,
convocados por tu palabra,
te honremos y demos gracias
usando precisamente el don de palabra que nos diste.

Te reconocemos ante el mundo como nuestro Padre,
el progenitor de la humanidad y de toda la creación.

Mediante tu palabra existió todo
y sin tu palabra no existió cosa alguna.
Tu palabra contenía la vida
y al hacernos partícipes de tu palabra,
nos comunicaste vida y luz,
una luz que brilla siempre, aun en la tiniebla.

Te bendecimos, Padre,
porque has querido habitar en lo hondo de nuestro ser
y nos hablas y quieres que nos comuniquemos contigo
y también entre nosotros.

Por todo ello, nos unimos a los profetas
y a cuantos dieron testimonio de Ti
en este canto de alabanza.

Rafael Calvo