viernes, 6 de mayo de 2016

Por qué a mí y a otros no.

Ya no me pregunto
porqué a mí y a otros no.
Porque Tú los has querido
y esa es mi certeza.

Así te ha parecido bien.
Sólo te pido que me enseñes
a caminar de tu mano
hacia la mesa fraterna
sirviendo sin manto,
con el agua y las manos
a los pies de mis hermanos.

Sabes, de sobra lo sabes,
quién soy y cómo te trato
pero quiero decirte
hoy, como siempre,
que te quiero
y quiero
seguir tus pasos.

Señor, yo no soy digno,
pero mi vida sin Ti
es nada y vacío.