Te bendecimos, Padre, por el don del Espíritu
que, por tu Hijo, haces al mundo.
Te bendecimos, Padre,
por haber puesto tu Espíritu en el ser humano:
Espíritu de luz en los profetas,
Espíritu de verdad en los testigos.
Espíritu de fortaleza en los que luchan por la justicia.
Te bendecimos, Padre, sobre todo, por Jesús,
lo mejor de nuestro mundo,
el hombre “espiritual” por excelencia:
vivió guiado por el Espíritu, evangelizando a los pobres,
ayudando y fortaleciendo a todos…
hasta que, Resucitado,
comunicó a su Iglesia ese mismo Espíritu.
Que el Espíritu nos dé fuerza
para luchar por la justicia y la verdad;
que nos dé luz para captar sus llamadas,
y generosidad para comprometernos a servir.
Padre, que tu Espíritu sea el vinculo que nos una
en nuestro crecimiento como grupo de Cáritas
y en nuestro servicio a los pobres,
cumpliendo el ministerio de la caridad que la Iglesia nos confía.
