viernes, 1 de julio de 2016

Amigo de publicano y de pecadores

No has venido, Señor, para juzgar
sino para buscar lo que estaba perdido,
para abrazar con ternura
lo que estaba enfermo y frío,
para liberar de culpas y temores
lo que estaba cansado y hundido.

Acariciaste a los intocables,
comiste con los pecadores,
abrazaste a las prostitutas,
miraste con amor a todos los Zaqueos despreciados,
perdonaste a los que otros ya daban por condenados.
No te importó que te llamarán "comilón y bebedor,
amigo de publicanos y pecadores".

Te has fijado también en mí, pobre pecador,
por puro amor.
Has querido curar mis heridas,
perdonar mis pecados,
llenar mi vida de amor y esperanza.

Danos un corazón compasivo,
un corazón que siga tus huellas,
un corazón cercano a los que sufren,
un corazón dispuesto a comprender antes que a juzgar,
un corazón que libere de fardos que aplastan,
un corazón que ame lo imperfecto,
un corazón que se entregue a los más necesitados,
a los que nunca podrán pagar nuestro servicio;
un corazón de padre y de madre, de hermano y amigo.
Amén.