martes, 6 de septiembre de 2016

Madre de Teresa

Señor, gracias por Madre Teresa y por todas las personas que hacen visible tu amor concreto hacia cada persona, confortando corazones, secando lágrimas, sirviendo con humildad y generosidad.  Aunque no crean en ti, aunque no lo sepan, son quienes aman te aman de verdad.

Ayúdanos a descubrirte presente en los más pobres, a reconocer tu rostro en los hermanos.



Igual que Tú, Señor, has venido a mi encuentro y te ha inclinado sobre mí en el momento de necesidad, así también yo deseo salir al encuentro de ti y me inclino sobre quienes han perdido la fe, sobre los jóvenes sin valores e ideales, sobre las familias en crisis, sobre los enfermos y los encarcelados, sobre los refugiados e inmigrantes, sobre los débiles e indefensos en el cuerpo y en el espíritu, sobre los menores abandonados a sí mismos, sobre los niños a los que no se les permite nacer, como también sobre los ancianos dejados solos. Que nunca pase de largo ante quien extiende su mano para ponerse en pie.

Que, como Madre Teresa, hagamos sentir nuestro voz ante los poderosos de la tierra, para denunciar el crimen de la pobreza.

Que la vida de Madre Teresa nos ayude a comprender cada vez más que nuestro único criterio de acción es el amor gratuito, libre de toda ideología y de todo vínculo y derramado sobre todos sin distinción de lengua, cultura, raza o religión.

Ayúdanos a compartir nuestra sonrisa a todos los que encontremos en nuestro camino, especialmente a los que sufren. Abriremos así horizontes de alegría y esperanza a toda esa humanidad desanimada y necesitada de comprensión y ternura. Amén.

(Oración inspirada en la homilía del Papa Francisco en la misa de canonización)