Mi amado Jesús, quiero
contarte ahora lo que hay en mi corazón. Muchas veces me
olvido de Ti, me olvido de tu amor, de tu misericordia. Te pido perdón por mis
pecados, por conservar rencor en mi alma, por no perdonarme a mí mismo, por no
valorar que
soy hechura tuya, por haber pensado que de nada sirvo en
este mundo.
Te ruego que siembres en mi alma
la humildad, el amor, la confianza para poder asumir mi debilidad y curar las heridas,
que no me dejan ser más feliz, más generoso y mejor hijo tuyo.
Gracias, Jesús, porque en mi pequeñez se
manifiesta la grandeza de tu perdón; en mi pobreza resplandece la riqueza de tu
amor. Gracias, porque a través de mí has llevado consuelo, paz, esperanza,
alegría, ilusión a muchas personas.
Señor, aquí estoy, con mi debilidad y con mi
confianza en ti. Te ofrezco todo lo que soy, para que Tú sigas haciendo obras grandes en favor de muchos.
Amén.