miércoles, 7 de diciembre de 2016

Si estás libre de pecado...

Gracias, Jesús, por defenderme de mi vanidad,
del pecado de creerme superior a los demás,
y del pecado de despreciar al que se equivoca,
cuando me dices: “Si estás libre de pecado…”.

Gracias, Jesús, por defenderme de mis acusadores,
de las acusaciones de cuantos me rodean
y de las acusaciones –las más duras- de mi conciencia;
cuando me dices: “Yo no te condeno”.

Gracias, Jesús, por defenderme de mis mentiras,
de la mentira de creer que todo lo hago bien,
de la mentira de pensar que no puedo mejorar;
cuando me dices: “En adelante, no peques más”.

Gracias, Jesús, porque sea acusador o acusado,
Tú estás siempre a mi lado y a mi favor,
luchando contra los que quieren condenarme,
dándome fuerzas para ser cada día más parecido a Ti.