miércoles, 8 de marzo de 2017

En el Día de la Mujer

Gracias, Padre bueno y misericordioso, por las mujeres, por su misión en la tierra, gracias por su sonrisa, por sus ganas de salir adelante y por su fe inquebrantable.

Gracias, Padre de eterna ternura, porque nos has hecho a tu imagen y semejanza, gracias porque nos creaste varón y mujer, te pedimos que, al reconocernos diferentes, encontremos la posibilidad de complementarnos.

Gracias por mi madre. Gracias por cada una de mis hermanas y primas. Porque he aprendido el valor de la amistad con mis amigas. (Gracias por mi esposa).



Reconozco, Padre justo y misericordioso, con humildad y vergüenza, que mucho hemos denigrado a la mujer, que en tantas ocasiones hemos atentado contra su dignidad de persona, de hija tuya.

Me comprometo, Padre eterno, a reconocer día a día a las mujeres que se esfuerzan por hacer de este mundo un lugar más grato, más justo, más amable, más tierno...

Me comprometo a trabajar en favor de las que más sufren: las que se sienten solas, por las mamás solteras, por las viudas, por las que son víctimas de la violencia doméstica, por las que no tienen posibilidades para salir adelante, por las que son marginadas o usadas...

Por último, Padre santo, me comprometo a esforzarme día a día, para que varones y mujeres aprendamos a comprendernos, valorarnos y tendernos la mano siempre, para hacer de nuestra familia y nuestro mundo un lugar donde crezca el Reino que has anunciado.