domingo, 23 de abril de 2017

Llamada. Discernimiento

Señor, Jesús, estamos aposentados,
en la comodidad y la rutina,
en el aburrimiento y la desesperanza,
o en la prisa y el ruido.
A veces, más que vivir, vegetamos.



Tú quieres que vivamos de verdad.
Y nos llamas...
desde nuestro deseo hondo de felicidad,
desde la insatisfacción y los remordimientos.
desde nuestros anhelos de justicia,
desde el sufrimiento de un padre o una hija,
desde la belleza del mar o de la montaña,
desde esa noticia que no se nos va de la cabeza,
desde los talentos que nos has dado,
desde el ejemplo de esa persona que me arrastra,
desde el anhelo de compartir la vida,
desde el silencio de la oración,
desde el Pan con el que me alimentas en la Eucaristía...

Tu voz resuena...
cuando rezo y te miro a los ojos,
cuando leo la Biblia como si fuera una carta de amor,
cuando estoy abierto a la escucha de los hermanos,
cuando pongo razón en mis sentimientos
y corazón a mis razonamientos.

Señor, aquí estoy.
Sabes que quiero seguirte,
que deseo amar y servir más y mejor.

Dame luz y serenidad,
para saber qué quieres de mí,
y confianza y valentía,
para seguir adelante contigo.