viernes, 26 de mayo de 2017

Alegría sin precio

Gracias, Señor, por tu alegría sin precio,
que se acoge como un regalo,
con la que no se negocia,
que se vive sin estridencias.

Gracias, Señor, por tu alegría extraña,
que se impone al dolor,
se renueva cada día,
crece en el perdón, en el servir,
en lo pequeño y silencioso.

Gracias, Señor, por tu alegría plena
que levanta al caído una y otra vez,
desborda de nuevo en la hora de la decepción,
apasiona cuando queda poco
y construye donde parece habitar el vacío.

Gracias, Señor, por tu alegría sencilla,
de las cosas pequeñas, de los gestos humildes,
de la fe cotidiana, de la vida libre,
de la palabra confiada,
del corazón seducido… por Ti.

(adaptación de un poema de Benjamín González Buelta)