martes, 27 de junio de 2017

Amar discretamente

Señor, enséñame a amar discretamente,
como el viento, que nos acaricia, sin dejarse ver;
como el sol, que ilumina, calienta y anima la vida, sin hacer ningún ruido;
como los pájaros, que cantan, escondidos, en la espesura del bosque;
como una madre, entregada a sus hijos, sin contar jamás las horas trabajadas;
como los voluntarios, que ofrecen su tiempo todos los días, sin buscar un aplauso;
como esas personas generosas, que comparten su dinero sin pretender reconocimiento;
como el político comprometido con su pueblo, aunque no lo anuncie el periódico;
como la monja de clausura, que te dedica su tiempo y su amor en el silencio del claustro;
como Tú, Señor, acompañas, sostienes y alegras mi vida, sin pasar un recibo por los servicios prestados.

Señor, enséñame a amar discretamente,
no para conseguir más cosas, sino para agradecer lo mucho que he recibido;
no para que Tú me mires con cariño, sino porque Tú me miras con una inmensa ternura.