martes, 27 de junio de 2017

No echéis vuestras perlas a los cerdos

Señor, mi perla más bella y más valiosa es la vida,
y a veces tengo la sensación de que la desperdicio.
Dedico demasiado espacio a diversiones exageradas,
a veces los estudios y el trabajo ocupan todo mi tiempo,
en bastantes ocasiones me dejo llevar por la pereza
y, en otros momentos, mi único Dios es el dinero.

Esos son los cerdos a los que echo mis perlas:
la diversión exagerada, el trabajo obsesivo,
la pereza comodona, la avaricia por el dinero...
Y así, mi perla pierde brillo, mi vida se arruga.

Señor, ayúdame a encauzar bien mi vida,
a dedicar mi tiempo y mi vida a lo que merece la pena:
a encontrarme contigo, a escucharte y hablarte sin prisa,
a vivir con amor mis obligaciones familiares, laborales...
a servir con cariño a las personas que más lo necesitan,
a construir tu Reino de justicia, verdad, amor y paz.

Y así, cuando me preocupe y ocupe de lo importante,
Tú me darás todo lo demás por añadidura.
Y mi perla tendrá el brillo de la alegría más grande.