Si gasto las horas
en batalla infinita
en vanas visiones
o en fugaces sueños,
despertadme,
los que me llamáis
amigo.
Amigos sois
si zarandeáis mi inconsciencia
y plantáis cara a mi egoísmo.
Si afeáis el ciego encierro
de quien se enclaustra
tras altos muros
para evitar, viviendo menos,
ser herido.
Amigos sois si gritáis
hasta el hartazgo,
el vuestro o el mío,
que no han de ser
mis días una ficción.
Sed exigentes,
aunque os lo pague
con mueca distante.
(www.rezandovoy.org)