sábado, 18 de noviembre de 2017

Perseverar: amar cuando amar no apetece

Señor, sabes mejor que yo cuál es mi punto flaco:
no soy constante cuando llegan las dificultades,
dejo de rezar, cuando me creo fuerte o no te siento cerca,
abandono los compromisos, cuando no recibo gratitud,
dejo de estudiar, cuando no tengo un examen cerca,
me cuesta hacer ejercicio, cuando no me apetece
trabajo sin ganas, cuando no me siento motivado,
abandono un grupo, cuando recibo menos de lo que doy,
me canso de las personas que me incomodan...

No siempre es así, Señor, no siempre
y sé que todos, de vez en cuando, necesitamos un respiro.
Pero tengo que reconocer que me falta constancia.
Con toda humildad y con absoluta confianza te pido ayuda:
qué no me lamente tanto de las dificultades de la vida
y sepa aprovecharlas para crecer en perseverancia:
que aprenda a amar cuando amar no apetece;
en definitiva, que aprenda a amar gratuitamente,
que aprenda a amar más y mejor.