jueves, 1 de febrero de 2018

Un bastón y nada más

Jesús, Tú llamaste a los Doce,
y después de ellos, has llamado a tantos hombres y mujeres de todos los tiempos.
Y hoy sigues llamándonos a nosotros.
Sé que también cuentas conmigo, a pesar de historia y mi debilidad.

Siento que nos dices:
«Tenéis autoridad sobre el mal.
No dejéis que el odio, el engaño, la violencia, el egoísmo o tantos otros espíritus inmundos encierren la vida.
Cada día, sentíos en camino, hacia los otros, para anunciar la buena nueva.
No pongáis vuestra confianza en el dinero, en la información, en la imagen o el poder, en estar a la última en la tecnología, tener al día todas las seguridades…
Nada de eso sirve, si no acogéis y compartís mi amor. Eso es lo más importante.
Habrá personas dispuestas a escuchar y compartir el evangelio. Otros no os harán ningún caso. No os empeñéis en convencer a quien se cierra a la buena noticia. Seguid adelante. Y veréis cómo vuestra palabra ayuda a convertir lo estéril en vida, a sanar las heridas y a expulsar las sombras».

Señor, dame luz, confianza y fuerza para aceptar tu invitación.

(adaptación de una plegaria de Rezandovoy.org)