sábado, 9 de mayo de 2020

Ante la impotencia

Señor, estamos preocupados
y a veces creemos que no podemos hacer nada.
Nos paraliza la impotencia y el miedo.

Siempre podemos estar cerca de los que sufren,
de los familiares y profesionales que cuidan a los enfermos,
estar atentos para echar una mano a quien lo necesite,
enviar un mensaje de ánimo a los abatidos,
abrir los ojos a realidades mucho más duras que la nuestra,
apoyar económicamente a instituciones de confianza,
ser cuidadosos para que los problemas no se multipliquen...
Que nuestra caridad sea más creativa, Señor,
cuando parece que no aportar hacer nada.

Siempre podremos, rezar, Jesús,
para sentir tu cercanía y sentirnos más unidos a los hermanos,
en la salud y en la enfermedad, en la tristeza y en la alegría;
para reconocer y agradecer lo mucho que tenemos,
bienes materiales y espirituales que hemos de compartir;
para poner en tus manos el dolor de quienes sufren,
y el trabajo de los que se gastan y arriesgan por el bien común;
para que Tú alientes nuestra pequeña esperanza
y descubramos contigo nuevos caminos de solidaridad.

Amén.