sábado, 9 de mayo de 2020

Discernir deseos

Señor, siento en mi corazón tantos deseos:
deseos pasajeros y deseos que permanecen,
deseos grandes y deseos sin importancia,
deseos teóricos y deseos que mueven mi vida,
deseos egoístas y deseos que construyen fraternidad.

Ayúdame, Espíritu de Dios, a descubrir
y a desenmascarar mis deseos más mezquinos.
También yo tengo deseos de poder y reconocimiento,
siento deseos de poseer cosas y personas,
pretendo controlarlo todo, controlar a todos...

Ayúdame, Espíritu de Dios, a descubrir
y cultivar mis deseos más bellos:
el deseo de encontrarte, como Simeón;
el deseo de servirte, como Ana;
el deseo de agradecerte lo que haces por mí, como Magdalena;
el deseo de contagiar tu amor, como Pablo;
el deseo de compartir con los más pequeños, como Teresa de Calcuta;
el deseo de construir un mundo más justo y en paz, como Óscar Romero;
el deseo de transmitir alegría, como Juan Bosco;
el deseo de armonía con toda la creación, como Francisco;
el deseo de renovar la Iglesia, como Clara de Asís;
el deseo de buscar la verdad más honda, como Edith Stein;
el deseo de conocer el corazón humano y el corazón de Dios; como Ignacio;
el deseo de cumplir tu voluntad, como María y José;
el deseo de darlo todo y de darme del todo, como Tú, Jesús;
esos deseos que me mantienen vivo, despierto, abierto, libre, ilusionado, feliz..
que el Padre ha puesto en mi corazón
y en el de todas las personas de buena voluntad,
deseos que, cuando los pongo en práctica,
me hacen sentir más hijo del Padre
y más hermano de todas las personas.