La sed nos conduce a la fuente, Jesús.
La sed de cariño nos conduce a Ti.
Tú eres el amor que se queda cuando todos se van.
La sed de justicia nos conduce a Ti.
Tú eres la fuerza de quienes defienden a los maltratados.
La sed de verdad nos condice a Ti.
Tú nos enseñas que somos hijos de Dios y hermanos.
La sed de bondad nos conduce a Ti.
Tú eres santo y fuente de toda santidad.
La sed de libertad nos condice a Ti.
Tú rompes las cadenas que nos esclavizan.
La sed de paz, nos conduce a Ti.
Tú apaciguas nuestras ansias y temores.
La sed de belleza nos conduce a Ti.
Tú eres el pintor de cada amanecer
y el escultor de los corazones que aman.
La sed de felicidad nos conduce a Ti.
Tú nos regalas una vida nueva ya en esta tierra
y nos prometes una vida plena en el cielo.
Que cada día, Jesús, la sed me conduzca a Ti.