Algún día,
cuando pueda,
cuando sepa,
cuando lo vea claro,
cuando tenga tiempo,
cuando salga el sol,
cuando esté preparado,
cuando pierda el miedo…
O sea, nunca.
¿Por qué no hoy?
¿Por qué no ahora?
Deshazte
del evangelio etéreo
que nunca se hace pan,
de la falsa promesa
que jamás abre puertas.
Deja de traicionar canciones.
Y vuélvete
al evangelio de carne,
al pan partido –que puedes ser tú–
a la palabra cierta.
¿Por qué no hoy?
¿Por qué no ahora?
Hoy se cumple este día.
(José María R. Olaizola, sj)