Señor, cuando me gritan, me apetece gritar.
Ayúdame a hablar con serenidad y con argumentos.
Cuando me siento atacado, quiero atacar.
Ayúdame a defenderme pacíficamente.
Cuando no me entienden, quiero condenar.
Ayúdame a ver lo positivo de quien no me comprende.
Cuando todos abandonan, quiero desaparecer
Ayúdame a no dejarme llevar por la mayoría.
Cuando muchos roban, también quiero aprovecharme.
Ayúdame a crecer en honestidad y solidaridad.
Cuando cada uno va a lo suyo, tiendo a aislarme.
Ayúdame a luchar por los que más lo necesitan.
En fin, Señor, ayúdame a hacer lo que debo, lo que construye;
aunque no me apetezca, aunque no esté de moda.