sábado, 9 de mayo de 2020

Sembrar con esperanza

Señor Jesús,
nos llamas a sembrar,
a sembrar con esperanza,
aunque el terreno
no sea el mejor
y tenga piedras,
zarzas,
lugares yermos,
pisados caminos
y aves en el cielo al acecho.

Nos llamas a
sembrar,
a sembrar con esperanza,
aunque no podamos controlar
el tiempo,
las lluvias,
las heladas,
los vientos,
las sequías,
ni de los calores
que secan el terreno.

Nos llamas a sembrar,
a sembrar con esperanza,
aunque no entendamos
los procesos de germinación,
ni los milagros encerrados
en la simiente
que lanzamos a la tierra.

Nos llamas a
sembrar,
a sembrar con esperanza,
aunque solo esparza
en los corazones
semillas pequeñas,
semillas sin prestancia,
semillas de mostaza;
pues sabemos que Tú eres
el Señor del campo y de la semilla,
y haces fecunda nuestra tarea.

Nos llamas a
sembrar,
a sembrar con esperanza,
aunque la experiencia nos dice
que hay cosechas que fracasan
a pesar de los cuidados,
aunque, a veces, las preocupaciones
nos hacen pasar las noches en claro,
y nada se soluciona
hasta que descansamos en tu regazo.

Nos llamas a
sembrar,
a sembrar con esperanza.
Cuanta conmigo.
Juntos llenaremos el mundo de flores y frutos,
más bello y fraterno.

Sobre un texto de Florentino Ulibarri