¿Seré yo, Maestro,
quien afirme o quien niegue?
¿Seré quien te venda
por treinta monedas
o seguiré a tu lado
con las manos vacías?
¿Pasaré alegremente
del «hossannah»
al «crucifícalo»,
o mi voz cantará
tu evangelio?
¿Seré de los que tiran la piedra
o de los que tocan la herida?
¿Seré levita, indiferente
al herido del camino,
o samaritano conmovido
por su dolor?
¿Seré espectador o testigo?
¿Me lavaré las manos
para no implicarme,
o me las ensuciaré
en el contacto con el mundo?
¿Seré quien se rasga las vestiduras
y señala culpables,
o un buscador humilde de la verdad?
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miércoles, 17 de abril de 2019
viernes, 12 de abril de 2019
Oración del Voluntario de Cáritas
Quiero ser, Padre, tus manos, tus ojos, tu corazón. Mirar al otro como Tú le miras: con una mirada rebosante de amor y de ternura. Mirarme a mí, también, desde esa plenitud con que Tú me amas, me llamas y me envías.
Lo quiero hacer desde la experiencia del don recibido y con la gratuidad de la donación sencilla y cotidiana al servicio de todos, en especial de los más pobres.
Envíame, Señor, y dame constancia, apertura y cercanía. Enséñame a caminar en los pies del que acompaño y me acompaña. Ayúdame a multiplicar el pan y curar heridas, a no dejar de sonreír y de compartir la esperanza. Quiero servir configurado contigo en tu diaconía.
Gracias por las huellas de ternura y compasión que has dejado en mi vida. En tu Palabra encuentro la Luz que me ilumina. En la Oración, el Agua que me fecunda y purifica. En la Eucaristía el Pan que fortalece mi entrega y me da Vida. Y en mi debilidad, Señor, encuentro tu fortaleza cada día. Amén
Lo quiero hacer desde la experiencia del don recibido y con la gratuidad de la donación sencilla y cotidiana al servicio de todos, en especial de los más pobres.
Envíame, Señor, y dame constancia, apertura y cercanía. Enséñame a caminar en los pies del que acompaño y me acompaña. Ayúdame a multiplicar el pan y curar heridas, a no dejar de sonreír y de compartir la esperanza. Quiero servir configurado contigo en tu diaconía.
Gracias por las huellas de ternura y compasión que has dejado en mi vida. En tu Palabra encuentro la Luz que me ilumina. En la Oración, el Agua que me fecunda y purifica. En la Eucaristía el Pan que fortalece mi entrega y me da Vida. Y en mi debilidad, Señor, encuentro tu fortaleza cada día. Amén