Ama. Ser feliz se reduce a esto.
Ama sin miedo a pasarte.
Ama hasta sentir que te duele.
Ama aunque todo te invite a no hacerlo.
Ama cada día, como si nunca más lo fueras a hacer.
Ama(te) y sé tan feliz que, sin decirlo se note.
Ama(te) aunque no te amen.
Ama en cualquier idioma, a todo hermano.
Ama(te) hasta que sonría tu corazón.
Ama aunque pienses que no avanzas:
el buen Dios es capaz de sacar todo de nada.
Ama hasta que te digan que estás loco.
Ama el lunes negro, el martes trece,
el miércoles de ceniza, el jueves cualquiera,
el viernes amargo y el sábado santo,
porque sólo así amarás también
el Domingo de Resurrección.
Ama porque todo lo podrás perder,
pero nadie podrá impedirte jamás que ames.
Ama y, cuando ya no puedas más,
cuando incluso tu corazón sangre de dolor
por el hermano, por la hermana, no lo dudes:
¡Sigue amando!
Ama en la certeza de que alguno ya te ha amado
y te ama como jamás comprenderás: hasta el exceso.
Misión joven