martes, 14 de junio de 2016

Amar a contra-corazón

Saluda a los extraños;
ama a los que no te aman;
ama a tus enemigos;
haz el bien a los que te aborrecen;
reza por los que te persiguen y calumnian.
¿Es posible amar así, Señor, a contra-corazón?

Ama a ese amigo, que te olvida cuando le va bien la vida;
ayuda a ese hermano, que sólo te busca cuando le conviene;
ama a tu familia, aunque te dé más disgustos que alegrías;
ayuda a ese compañero de trabajo que te gruñe;
reza por esa persona que no te dirige la palabra;
mira con amor a quien no te agradece lo que haces por él;
haz el bien a quien se ríe de lo que para ti es sagrado.
¿Es posible amar así, Señor, a contra-corazón?

Si no fuera posible, Señor, no me lo propondrías.
Tú amas así, Señor. Tú me amas así:
sigues a mi lado, cuando no me acuerdo de ti;
me escuchas, cuando me acerco a ti buscando sólo mi interés;
me amas, cuando te doy más disgustos que alegrías;
me regalas tu palabra, cuando yo no te dirijo la mía;
me lavas los pies, cuando estoy a punto de entregarte;
perdonas mis errores, antes de que te pida perdón;
y das la vida por mi, aunque no lo merezca.

Tú amas así, Señor. Tú me amas así.
Y unido a ti, puedo amar como tú,
amar no sólo de capricho,
amar a contra-corazón,
amar de verdad.