sábado, 15 de enero de 2022

Gracias, Padre, por el año que termina.

Gracias, Padre, por todo cuanto me diste en el año que termina.
Gracias por los días de sol y los nublados tristes;
por las tardes tranquilas y las noches oscuras.
Gracias por la salud y la enfermedad, por las penas y las alegrías.
Gracias por todo cuanto me prestaste y luego me pediste.

Gracias Señor por la sonrisa amable y por la mano amiga, por el amor y por todo lo hermoso y por todo lo dulce. Por las flores y las estrellas, por la existencia de los niños y de las almas buenas.
Gracias por la soledad, por el trabajo por las inquietudes, las dificultades y las lágrimas. Por todo lo que me acerco a Tí...
Gracias por haberme conservado la vida y por haberme dado techo, abrigo y sustento...

¿Qué me traerá el año que empieza?
Lo que Tú quieras Señor. Pero te pido FE para mirarte en todo, ESPERANZA para no desfallecer y CARIDAD para amarte cada día más y para hacerte amar.

Dame paciencia y humildad, desprendimiento y generosidad.
Dame Señor, lo que Tú sabes que me conviene y yo no sé pedir.
Que tenga el corazón alerta, el oído atento, las manos y la mente activas y que me halle siempre dispuesto a hacer tu Santa Voluntad.
Derrama Señor, tus gracias sobre todos los que amo y concede Tu paz al mundo entero...
Así sea.

Web católico de Javier

Feliz año

Deja que el Señor te BENDIGA
y llene tu existencia de su amor,
de su gracia, de su Presencia,
de su Providencia, de su gozo infinito…

Deja que el Señor ponga su MIRADA en ti,
para que llene tu mente de ideales,
de proyectos renovadores, de confianza viva,
de una fe ardiente, de pasión por su Reino…

Deja que el Señor INUNDE tu vida
de palabras hermosas,
de sensaciones maravillosas,
que curen tus llagas, tus miedos,
tus vacíos, tus fracasos…

Deja que el Señor te HABLE al corazón
con mensajes llenos de alegría,
de vida, de ternura,
de amor, de esperanza…

Deja que el Señor
ILUMINE tus caminos
con la luz que nunca se apaga,
con la verdad que instruye y aclara,
con el foco que orienta y ampara,
con la promesa que ofrece al que la alcanza.

Deja que el Señor te PROTEJA,
porque solo en sus brazos
encontrarás sosiego…

Deja que te CONCEDA su favor,
porque Él es un manantial de bendiciones.

Deja que te muestre su ROSTRO,
porque Él es belleza infinita.

Deja que te conceda su PAZ,
porque sólo Él puede hacer de ti
un HOMBRE NUEVO.

Que Dios bendiga tu vida,
la de tu familia
y nos ayude a construir una humanidad
que disfruta construyendo fraternidad.

¡FELIZ AÑO NUEVO!

¿Pedro Jesús Mohedano?

Concédeme, Señor, una buena digestión

Concédeme, Señor, una buena digestión,
y también algo que digerir.
 
Concédeme la salud del cuerpo,
con el buen humor necesario para mantenerla.
 
Dame, Señor, un alma santa que sepa aprovechar
lo que es bueno y puro, para que no se asuste ante
el pecado, sino que encuentre el modo de poner
las cosas de nuevo en orden.
 
Concédeme un alma que no conozca el aburrimiento,
las murmuraciones, los suspiros y los lamentos y no
permitas que sufra excesivamente por ese ser tan
dominante que se llama: YO.
 
Dame, Señor, el sentido del humor.
Concédeme la gracia de comprender las bromas,
para que conozca en la vida un poco de alegría y
pueda comunicársela a los demás.
 
Santo Tomás Moro

Te encuentro en el dolor

¡Te he encontrado en muchos lugares, Señor!
Te he sentido palpitar en el silencio profundo de una ermita alpina,
en la penumbra del sagrario de una catedral vacía,
en el respiro unánime de una muchedumbre que te ama y llena las arcadas de tu iglesia de cantos y de amor.
Te he encontrado en la alegría.
Te he hablado más allá del firmamento estrellado, mientras, de noche y en silencio, volvía del trabajo a casa.
Te busco y a menudo te encuentro.

Pero donde siempre te encuentro es en el dolor.
Un dolor, cualquier dolor, es como el sonido de la campanilla que llama a la esposa de Dios a la oración.
Cuando aparece la sombra de la cruz, el alma se recoge en el tabernáculo de su intimidad
y olvidando el tintineo de la campana, te «ve» y te habla.

Eres Tú, que vienes a visitarme.
Soy yo que te respondo: «Heme aquí, Señor. Te quiero. Te he querido».
Y en este encuentro mi alma no siente su dolor, pues está como embriagada de tu amor,
invadida por Ti, impregnada de Ti: yo en Ti, Tú en mí, a fin de que seamos uno.
Luego, abro de nuevo los ojos a la vida, a la vida menos verdadera, divinamente aguerrida,
para conducir tu guerra.

Chiara Lubich

domingo, 9 de enero de 2022

Ayúdame a vivir mi bautismo

Jesús, ayúdame a vivir mi bautismo, contigo:
sumergido entre la gente,
en medio de los pecadores que quieren convertirse;
haciendo mías las miserias y el dolor de las personas,
compartiendo las alegrías y esperanzas del pueblo.

Jesús, ayúdame a vivir mi bautismo, contigo:
sumergido en el agua del Espíritu,
dejándome lavar y purificar por Él,
llenándome de su vida y de su amor,
guiado por su luz e impulsado por su fuerza.

Jesús, ayúdame a vivir mi bautismo, contigo:
sumergido en el encuentro con el Padre,
sintiendo como su amor me rodea y me inunda,
escuchando su voz: Tú eres mi hijo amado, Tú eres mi hija predilecta.

Ayúdame a vivir mi bautismo, contigo:
sumergido en la misión que me has confiado,
haciendo el bien, aliviando a los oprimidos,
curando cegueras y liberando opresiones,
lavando los pies, sirviendo a todos,
fortaleciendo el pábilo de los que están a punto de apagarse.

Ayúdame a vivir mi bautismo, contigo. Amén.