miércoles, 30 de septiembre de 2015

El Señor es mi pastor

El Señor es mi pastor,
nada me falta.
En verdes prados me apacienta,
me conduce hacia fuentes de descanso
y repara mis fuerzas.

El Señor es mi Pastor

El Señor es mi Pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.

Gloria al Padre...

Salmo 22

El Señor es mi luz y mi salvación

El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar?

El Señor es mi Dios y salvador

El Señor es mi Dios y salvador: confiaré y no temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, él fue mi salvación. Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.

Dad gracias al Señor, invocad su nombre, contad a los pueblos sus hazañas, proclamad que su nombre es excelso.

Tañed para el Señor, que hizo proezas, anunciadlas a toda la tierra; gritad jubilosos, habitantes de Sión: «Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel.»

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.


Isaías 12

Sería bueno personalizar el salmo y pensar qué proezas, qué hazañas ha hecho Dios en mi favor; concretar cómo se ha manifestado en mí la salvación de Dios.


Dichoso el que está absuelto de su culpa

Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.

El Señor completará sus favores conmigo

Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre:

El Reino está dentro de nosotros

Señor, ¡qué buena noticia tu Palabra de hoy!
Qué bien suena eso de que el reino de Dios está dentro de nosotros.

El reino de Dios está dentro de nosotros
cuando sentimos en lo más profundo de nuestro corazón
que Dios nos quiere con locura, sin condiciones,
sin razones, sin contrapartidas;
cuando la vida de los que nos rodean es más plena,
más completa, más feliz… y en ello algo tenemos que ver nosotros;
cuando el mundo en el que vivimos  es respetado,
salvaguardado, contemplado y embellecido…
gracias también a nuestro compromiso activo con él.

Despiértanos, Señor, de la indiferencia

Señor, te pedimos perdón, porque con nuestros actos y nuestras omisiones favorecemos una economía de la exclusión y la iniquidad, una economía que mata, en la que grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Hemos creado nuevos ídolos. Nuestro dios es el dinero y el consumo, el afán de poder y de tener.

La mesa está llena

La mesa está llena.
Se sirven manjares exquisitos:
la paz, el pan,
la palabra
 de amor
 de acogida
 de justicia
 de perdón

Nadie queda fuera,
que si no la fiesta no sería tal.
Los comensales disfrutan
del momento,
 y al dedicarse tiempo
 unos a otros,
se reconocen,
por vez primera, hermanos.

La alegría se canta,
los ojos se encuentran,
las barreras bajan,
las manos se estrechan,
la fe se celebra…

…y un Dios se desvive
al poner la mesa.  (José María Rodríguez Olaizola, sj)

Gracias, Dios, por este pan.
Gracias, por esta esperanza.

El mundo es tu lugar

¡El mundo!
El mundo es tu lugar
donde estás Tú.
Y no las nubes,
ni los cielos,
ni el recinto sagrado
de los beatos y santos.

Buena Noticia a los pobres

Él llama.
Desde el Tercer Mundo y el Primero.
Grita y llama.
Él llama desde las orillas del lago Tiberíades
y los vagones de refugiados que huyen de la guerra.

Jesús para mí

«Para mí, Jesús es
El Verbo hecho carne.
El Pan de la vida.
La víctima sacrificada en la cruz por nuestros pecados.
El Sacrificio ofrecido en la Santa Misa por los pecados del mundo y por los míos propios.
La Palabra, para ser dicha.
La Verdad, para ser proclamada.
El Camino, para ser recorrido.
La luz, para ser encendida.
La Vida, para ser vivida.
El Amor, para ser amado.
La Alegría, para ser compartida.

Grano de trigo perdido

Una mano amiga te ha confiado, esta mañana, un grano de trigo.
Colócalo en el cuenco de tu mano.
Y contémplalo en silencio.

Míralo,
Tan pequeño. Tan sin importancia.
Pudo caer del remolque en un bache del camino,
o perderse en el rastrojo.
Nadie habría hecho problema.
Nadie se habría enterado.
Tan pequeño. Tan sin importancia.

Ser fiel

Padre, dame fuerza para ser fiel,
para ser fiel como Jesús, tu hijo,
para amar al que no lo merezca,
para perdonar, aunque parezca inútil,
para decir la verdad, aunque sea peligroso,
para sembrar, aunque la tierra escupa la semilla,
para crecer en bondad, aunque pocas veces lo consiga,
para luchar por la justicia, aunque me critiquen,
para defender la vida de los débiles, aunque nadie lo agradezca,
para rezar cada día, aunque crea que pierdo el tiempo,
para trabajar por la paz, aunque no me comprendan,
para anunciar el Evangelio, aunque se me rían,
para dar la vida de todo, aunque sea una locura.

Que el perdón venza al odio

Te damos gracias, Dios nuestro y Padre todopoderoso,
por medio de Jesucristo, nuestro Señor,
y te alabamos por la obra admirable de la redención.
Pues, en una humanidad dividida
por las enemistades y las discordias,
tú diriges las voluntades para que se dispongan a la reconciliación.
Tu Espíritu mueve los corazones
para que los enemigos vuelvan a la amistad,
los adversarios se den la mano
y los pueblos busquen la unión.
Con tu acción eficaz puedes conseguir que la violencia se apacigüe
y crezca el deseo de la paz;
que el perdón venza al odio
y la indulgencia a la venganza.
Por eso, debemos darte gracias continuamente,

Una sóla cosa es necesaria

Señor Jesús, no nos dejes caer en el activismo. Ayúdanos a comprender que, cuando tenemos mucho trabajo, la oración es el medio más eficaz para recibir constantemente fuerzas de Ti. Convéncenos de que quien reza no desperdicia su tiempo, aunque todo haga pensar en una situación de emergencia que hemos de dedicarnos sólo a la acción. Sabemos, Señor, que la relación contigo no reduce la lucha contra la pobreza o la miseria del prójimo. Todo lo contrario. Señor. Tu amor nos apremia a servirte en los que sufren. Somos sarmientos y Tú eres la vid; y  necesitamos rezar para permanecer en unión íntima contigo; para dar frutos de justicia, de solidaridad, de paz.

Cansado y agobiado

Señor, yo también me siento, a veces, cansado y agobiado, abrumado, temeroso y abatido; a veces la carga que llevo a mis espaldas parece mayor que mis fuerzas.

Me pesa, Señor, la carga de mis obligaciones, la carga del "qué dirán", la carga de la incomprensión, la carga de mis errores...

Abrazar a un leproso

Señor Jesús, al hacerte humano tocas, abrazas y besas la pobreza de nuestra naturaleza, la debilidad de nuestra carne y de nuestro corazón. Gracias, Jesús, por tocarme, abrazarme y besarme.

En el contacto entre tu mano y la mano del leproso quedó derribada toda barrera entre Dios y la impureza humana, y nos mostraste que tu amor es más fuerte que cualquier mal, incluso más que el más contagioso y horrible. Gracias, Jesús, porque estás siempre de mi parte.

Tú nos muestras, Jesús, que la voluntad de Dios Padre es curarnos, purificarnos del mal que nos desfigura y arruina nuestras relaciones, para que vivamos felices, como buenos hijos de Dios Padre, como hermanos de todas las personas. Gracias, Jesús, por curarme, por purificarme, por perdonarme.

Jesús, tomaste sobre ti nuestras enfermedades, te convertiste en «leproso», para que nosotros fuésemos purificados. Gracias por asumir el dolor y la muerte para darnos la salud.

Señor, que tengamos el corazón siempre abierto, para dejarnos tocar y curar por ti, para abrazar y sanar a cuantos nos necesiten.

Inspirada en la audiencia de Benedicto XVI, del 12 de febrero de 2012

Tú eres el sembrador y yo la tierra

Señor, Jesús, Tú eres el sembrador
y yo la tierra en la que esparces la semilla de tu Palabra.
Gracias, Señor, por “perder tu tiempo” conmigo;
gracias por darme la oportunidad de acoger tu semilla,
de ser feliz, dando fruto abundante.

Coherencia

Señor, me gustaría sostener con mis obras lo que creo y afirmo de palabra;
me gustaría armonizar lo que creo, lo que rezo, lo que pienso, lo que sueño, lo que siento, lo que hago;
me gustaría ser coherente no sólo cuando las cosas se me presentan "fáciles", sino también cuando hay que pagar un precio.

Me gustaría crecer en coherencia, pero en muchas ocasiones mi vida se rompe.
Soy muy frágil, mi voluntad es débil...
Aunque me haya propuesto firmemente ser cada día mejor, hago el mal que no quiero y dejo de hacer el bien que me había propuesto hacer.

Derecho y compasión

Señor, quiero cambiar mi vida.
Quiero fuerza interior para cambiar el mundo.
Ayúdame, Señor, a buscar mi rostro,
a descubrirme por dentro con sinceridad,
a aceptarme como en realidad soy.
Ayúdame a aguantar mis miedos, mis inseguridades,
a superar mis fracasos y salir de mis desilusiones.
Ayúdame a valorar mis capacidades y mis valores,
a tener fe en la fuerza que has puesto en mi corazón.
Ayúdame a saber comenzar cada día,
apoyado en Ti y en mis hermanos.

Jesús, Buen Pastor

Jesús, Buen Pastor,
queremos seguir tus pasos.
Danos tu Espíritu,
para aprender a vivir en la misericordia.
Ayúdanos a descubrir la gratuidad de tu amor,
entrega generosa, don de vida que se regala.

Comprender la incompresión

Señor, enséñame a encajar las contrariedades de la vida
con tu mismo espíritu de paciencia, comprensión y esperanza.

Que sepa comprender al que no me entiende,
porque no siempre tengo la mente abierta.

Palabra encarnada

Jesús, Tú eres la Palabra eterna de Dios
la Palabra que nos crea y nos sostiene cada día,
la Palabra que nos descubre la sabiduría,
la Palabra que nos trae la luz y la vida de Dios,
la Palabra que nos declara hijos e hijas del Padre.

La paz que sólo Tú nos puedes dar

Dios y Padre nuestro, muchas veces el agobio no nos deja avanzar.

¡Cuántas veces sufrimos inútilmente por desgracias que pueden llegar a pasar y que nunca suceden!

Vivimos obsesionados por cosas que merecen poca preocupación: la comida, la bebida, el vestido, el dinero, la imagen, lo que otros piensen de nosotros…

Tienes compasión

Señor Jesús, tienes compasión de los que no te encuentran y te acercas a todos,
Tienes compasión de los que te tememos y te haces pequeño.
Tienes compasión de los que somos demasiado duros y te manifiestas como ternura.
Gracias, Jesús.

Tienes compasión de los que tenemos hambre y te conviertes en pan de vida.
Tienes compasión de los que no te entendemos y te haces Palabra.
Tienes compasión de los que nos sentimos solos y perdidos y te haces nuestro compañero de camino.
Gracias, Jesús.

Tienes compasión de los que sufren en su cuerpo o su alma y te presentas como nuestro médico y medicina.
Tienes compasión de los que somos perezosos para servir y te haces nuestro esclavo.
Tienes compasión de los que pecamos y cargas con las consecuencias de nuestros errores.
Gracias, Jesús.

Tienes compasión de los que nos cuesta entregarnos y te ofreces por nosotros en la cruz.
Tienes compasión de los que tenemos la muerte y con tu resurrección abres las puertas de la Vida eterna.
Tienes compasión de los somos cobardes y miedosos y nos regalas la fuerza de tu mismo Espíritu.
Gracias, Jesús.

Nacer de nuevo

Jesús, como a Nicodemo, me invitas a nacer del Espíritu,
pero nacer del Espíritu no es fácil,
no es empresa que pueda acometer solo.

Acércate y pégate

El Espíritu dijo a Felipe: "Acércate y pégate a la carroza". ¿Qué nos dice a nosotros?

Acércate y pégate a las personas que buscan sentido a su vida y muéstrales que sólo Jesús regala una felicidad a la medida de nuestro corazón.
Acércate y pégate a las personas que no tienen esperanza y muéstrales que Jesús garantiza el mejor futuro para todos.

El Espíritu del Señor está sobre mí

El Espíritu del Señor está sobre mí,
el mismo Espíritu de Dios,
El Espíritu que une al Padre y al Hijo,
el Espíritu que animó, fortaleció y alegro la vida de Jesús.
Gracias, Señor, por el don del Espíritu, el regalo más grande que puedo recibir.
Que mi corazón esté siempre abierto para acogerlo.

Nuestros corazones latían por un mismo anhelo

Sin conocernos, nuestros corazones latían por un mismo anhelo.
Un día nos encontramos y ahora marchamos juntos.
Por eso te damos gracias, Señor, en esta asamblea de hermanos.

El cielo proclama la gloria de Dios

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona
la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.

Paciencia

Señor, líbranos de los agobios, prisas e impaciencias.
Querríamos alcanzar nuestras metas ya.
Nos gustaría quitar nuestros defectos de un día para otro.
Deseamos que los demás aprendan y cambien rápidamente.

Gracias por las piedras del camino

Gracias, Padre, por haberme quitado todo lo que me sobraba para caminar hacia Ti.

Gracias por aquel enemigo que me hizo tanto mal, porque por él aprendí a perdonar.

Gracias por las enfermedades que me hicieron paciente,
fuerte y humilde al reconocer mis límites, cualidades, defectos y virtudes.

Es Adviento

Cuando nos llenamos de ideales, es Adviento.

Cuando creemos en la utopía, es Adviento.

Cuando tenemos hambre y sed de justicia, es Adviento.

Cuando trabajamos por la paz, es Adviento.

Se fio de mí

Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor
que me hizo capaz, se fió de mí
y me confió este ministerio, este servicio, esta misión.
Eso que yo antes no era una buena persona.

Pero Dios tuvo compasión de mí,
porque yo no sabía lo que hacía.

Dios derrochó su gracia en mí,
dándome la fe y el amor cristiano.

San Pablo

Dos comitivas

Dos comitivas, Señor.

Una camina alegre,
sonríe
y es portadora de vida;
la otra va triste,
en silencio,
abrumada por la muerte.

Una se acerca a la ciudad,
canta
y mira el horizonte;
la otra se aleja del lugar,
llora
y mira como ausente.

Una entra,
la otra sale;
una va ligera de equipaje,
la otra con paso torpe;
una porta utopías,
la otra ataúdes.

¡Las dos con mucha gente!

Dos comitivas,
nos guste o no nos guste,
como siempre.

Pero Tú,
lleno de ternura,
con las entrañas removidas,
rompiste las barreras
-normas, costumbres, prejuicios, leyes-
que las hacen y mantienen,
y te mezclaste
y las mezclaste
para hacer presente
al Dios de la vida
entre la gente.

¡Eres un gran profeta
y haces que Dios nos visite,
aquí y ahora, en esta tierra!

Florentino Ulibarri

¿Dónde estás, me preguntas?

¿Dónde estás?
Que, ¿dónde estoy, me preguntas?
A tu lado estoy, amigo, en la noche de la espera,
en el alba de la vida, en el viento de la sierra,
en la tarde despoblada, en el sueño que no sueña,
en el hambre desgarrada y en el pan para la mesa;
en el hombre que me busca y en aquel que se me aleja,
en el canto del hogar y en el llanto de la guerra,
en el gozo compartido y en la larga amarga pena.
En el silencio sellado y en el grito de protesta.
En la cruz de cada día y en la muerte que se acerca.
En la luz de la otra orilla, y en mi amor como respuesta.

Que, ¿dónde estoy, me preguntas?
A tu lado estoy, amigo; vivo y camino en la tierra,
peregrino hacia Emaús para sentarme a tu mesa
al partir de nuevo el pan descubrirás mi presencia.
Estoy aquí con vosotros,
con el alma en flor despierta,
en esta Pascua de amor galopando por las venas
de vuestra sangre empapada de un Dios
que vive y que sueña.

Que, ¿dónde estoy, me preguntas?
A tu lado estoy, amigo; desnúdate a la sorpresa,
abre los ojos y mira hacia dentro y hacia fuera
que en el lagar del dolor tengo mis gozos y penas
y en la noria del amor,
yo tu Dios, llamo a tu puerta.

Que, ¿dónde estoy, me preguntas?
En tu vida, es la respuesta.

Donde están dos o tres

"Donde están dos o tres estén reunidos en mi nombre
allí, en medio de ellos, estoy yo"

Estas palabras son nuestra fuerza.
Nosotros nos reunimos en tu nombre.
somos grupo, porque nos has llamado Tú.

Sólo abajo está el Señor del mundo

Donde acaba la ciudad
y empieza el miedo,

donde terminan los caminos
y empiezan las preguntas,

Comprensivo como Tú

Dios y Señor nuestro, que sea perfecto como Tú eres perfecto,
que sea comprensivo como Tú eres comprensivo conmigo,
que sea misericordioso como Tú eres misericordioso conmigo,
que sea generoso como Tú eres generoso conmigo,
que sea...

Por las familias

Dios y Padre santo, autor del universo, que creaste al hombre y a la mujer a tu imagen, Tú bendices y multiplicas el amor de nuestras familias.

Te pedimos humildemente por todas las familias, especialmente por las que sufren. Descienda, Señor, sobre ellas tu bendición y la fuerza de tu Espíritu.

martes, 29 de septiembre de 2015

La huella

¿Cuál será la huella
que me lleve hasta tu encuentro?
No quiero vivir errante y vacío
quedándome sólo en tus huellas.

sábado, 26 de septiembre de 2015

Dios revelado a los sencillos

Dios y Padre nuestro, Tú no discriminas;
eres bueno y cariñoso con todas sus criaturas.
porque quieres que todos seamos más felices.

Sin embargo, a veces te rechazamos:
cuando vamos de sabios y entendidos,
cuando creemos que no necesitamos ayuda,
ni de las personas, ni de Ti, Señor.

Es bueno rezar

Dios y Padre nuestro, fuente de todo bien,
es necesario pedirte con confianza cuanto precisamos;
es justo darte gracias por todo lo que recibimos;
es bueno rezar, siempre, en la alegría y la tristeza,
y en todo lugar: en la calle y en el monte,  en casa y en la iglesia…

Trinidad en la historia

Dios Padre,
tu querer da la vida
–el espacio, el aire, el cuerpo–
a todo lo creado,
a nosotros también aunque no lo sepamos,
desde el principio de los tiempos,
pasando por nuestros días,
hasta descansar en tu regazo.

Santa Teresa de Jesús

Dios, Padre nuestro,
te alabamos y te bendecimos,
porque nos concedes la gracia de celebrar
la memoria de Santa Teresa de Jesús.

Al comenzar un encuentro

Dios, Padre nuestro,
Haznos sentir hoy de nuevo tu presencia,
abre nuestro corazón, y danos tu Espíritu
lleno de vida y fuerza para que descubramos
la vida que tú quieres para cada uno de nosotros.

Enseñanzas de la Palabra

Dios Padre, danos entendimiento para comprender
lo que dicen las Escrituras de nuestra vida.

Cuando sufrimos, la Escritura nos recuerda
que compartes nuestro dolor y nos das tu consuelo.

Oyentes de la Palabra

Dios nuestro, Padre de la luz, tú has enviado al mundo tu Palabra,
sabiduría que sale de tu boca,
y que ha reinado sobre todos los pueblos de la tierra (Eclo 24,6-8).

Tú has querido que ella haga su morada en Israel
y que a través de Moisés, los Profetas y los Salmos (Lc 24,44) manifieste tu voluntad,
y hable a tu pueblo de Jesús, el Mesías esperado.

Profeta de las naciones

DIOS NOS HABLA, NOS LLAMA...

Antes de formarte en el vientre te conocí;
antes que salieras del seno te consagré,
te constituí profeta de las naciones.
Yo dije: ¡Ah, Señor, mira
que no sé hablar, pues soy un niño!
Y el señor me respondió:
No digas "soy un niño"
porque irás adonde yo te envíe
y dirás todo lo que yo te ordene.
No les tengas miedo,
pues yo estoy contigo para librarte,
aráculo del Señor.
Entonces el Señor alargó la mano,
tocó mi boca y dijo:
"Mira, pongo mis palabras en tu boca:
en este día te doy autoridad
sobre naciones y reinos,
para arrancar y arrasar,
para destruir y derribar,
para edificar y plantar"

Y NOSOTROS RESPONDEMOS

Señor, nos has llamado de nuevo.
No por ser los mejores, ya lo sabemos.
Nos llamas porque nos quieres.
Te fías de nosotros, te vuelves a fiar,
a pesar de que no lo hicimos todo bien.

Tenemos miedos, porque a veces nos cansamos,
porque nos viene la duda, la tentación
y entonces no encontramos sentido al trabajo.

Tenemos miedos, muchos miedos,
porque mucha gente no nos entiende,
nos critica y llega el desánimo.

Pero escuchamos tu Palabra: "No temas,
yo estoy contigo" y nos llenamos de gozo.

Responder a tu llamada
es lo mejor que podemos hacer.
Será motivo de alegría para nosotros
y de felicidad para muchos.

Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Te grito, Dios, y tú estás distante.
Te grito, Dios, y no tienes palabras para conmigo.
Te grito de noche, y mi voz se pierde en el eco.
Te grito y no me haces caso. ¡Dios, dios mío!

Refugio mío, confío en ti

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.»

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
es nuestro defensor en el peligro.
Dios está a nuestro lado
y camina con nosotros haciendo grupo.
Por eso no tememos aunque los montes
se desplomen en el mar y todo se nos caiga de las manos.

Dios es mi luz y mi salvación

Dios es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?
El señor es la defensa de mi vida
¿quién me hará temblar?

Cuando se burlan de mí y me echan en cara el creer en ti,
cuando tantos pretenden borrarte del mapa,
miro el vacío y el sin sentido de tantos hombres y mujeres que en nada creen,
en nada esperan, en nada confían…
y pienso en la seguridad y la paz que Tú me das.

El pecado nos envuelve

Dios de nuestros padres y nuestro:
nos da vergüenza y apuro levantar la vista,
porque el pecado nos envuelve
como aire contaminado,
y nuestras culpas se amontonan
como un inmenso basurero.

Contigo está la sabiduría

Dios de los padres, y Señor de la misericordia, que con tu palabra hiciste todas las cosas, y en tu sabiduría formaste al hombre, para que dominase sobre tus criaturas, y para regir el mundo con santidad y justicia, y para administrar justicia con rectitud de corazón.

Dame la sabiduría asistente de tu trono y no me excluyas del número de tus siervos, porque siervo tuyo soy, hijo de tu sierva, hombre débil y de pocos años, demasiado pequeño para conocer el juicio y las leyes.

Bienaventuranzas del discípulo

Dichosos quienes mantienen sus lámparas encendidas
y las comparten y llevan bien altas para que alumbren
y guíen a quienes andan a ras de tierra sin ellas,
perdidos entre laberintos, heridas y quejas.

Dichosos quienes permanecen en vela,
con el espíritu en ascuas y el cuerpo en forma,
y están siempre despiertos y atentos para quien llega
a medianoche, de madrugada o cuando el sol calienta.

Dichosos y malditos

Dichosos los que aceptan a Dios en sus vidas,
porque estarán llenos de luz.
Dichosos los que se ponen en las manos de Dios,
porque vivirán seguros.
Dichosos los que optan por servir,
porque en el Reino serán servidos.
Dichosos los que comparten sus bienes,
porque no les faltará la harina y el aceite.

Tocar las llagas

Dichoso tú, Tomás, que viste las llagas
y quedaste tocado;
te asomaste a las vidrieras de la misericordia
y quedaste deslumbrado;
palpaste las heridas de los clavos
y despertaste a la vida;
metiste tu mano en mi costado
y recuperaste la fe y la esperanza perdidas.
Pero, ¿qué hicieron después, Tomás, tus manos?

Dichoso el que se apiada y presta

Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita.

Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor, hasta que vea derrotados a los enemigos.

Reparte limosna a los pobres, su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

Salmo 111

Tu palabra me da vida

Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón;
el que, sin cometer iniquidad,
anda por sus senderos.

Nuevos improperios

Dices que soy manantial y no vienes a beber.
Dices que soy vino gran reserva y no te embriagas.
Dices que soy suave brisa y no abres tus ventanas.

Dices que soy luz y sigues entre tinieblas.
Dices que soy aceite perfumado y no te unges.
Dices que soy música y no te oigo cantar.

Dicen que vienes

Dicen que vienes,
y siempre es tiempo,
pues te esperamos
en la tierra sedienta de milagros,
en la duda que nos muerde,
en el sollozo ajeno
que estremece
e inquieta.

Siete dones

Dicen que tienes siete dones
y multitud de gracias y carismas
que florecen y dan ñuto
en cualquier estación y tierra.

Conocerte, amarte, seguirte

Dicen que es imposible conocerte y no amarte,
amarte y no seguirte, y es que tienes algo especial.
La gente se acerca a ti porque sabe que escuchas,
que miras con cariño,
que curas y restableces dignidades,
que invitas a vivir tu proyecto sin engaños.

Dicen que Dios está lejos

Dicen por ahí
que si hay Dios, está lejos
que el amor no funciona,
que la paz es un sueño
que la guerra es eterna,
y que el fuerte es el dueño
que silencia al cobarde
y domina al pequeño

Escuchar tu palabra

Detenerme junto al camino
y, en silencio, escuchar,
sí puedo, tu Palabra.

Sentarme sobre la tierra
y, con ternura, calmar,
sí puedo, sus dolores de parto.

Aquí estoy

Después del verano
Tú nos llamas a trabajar en tu viña
AQUÍ ESTOY, PARA HACER TU VOLUNTAD.

Después de la nada última

Después de la nada última,
del silencio y del fracaso,
de la sentencia cumplida,
de que la tierra se cerrase
sobre los restos de un sueño.

Despiértanos, Señor

Despiértanos, Señor,
socórrenos con tu fuerza,
líbranos de lo que nos frena
y apresura nuestra felicidad.

Despiértame, Señor

Despiértame, Señor, no me dejes seguir durmiendo la vida.
Sácame de esta somnolencia que me arrastra,
que me hace vivir la vida de forma rutinaria,
que me impulsa a correr sin freno y sin sentido,
que me hace no ver a los que llevo al lado
y me deja insatisfecho, cada tarde, al terminar el día.

Despiertanos, Señor

Despierta, Señor, nuestros corazones,
que se han dormido en cosas triviales
y ya no tienen fuerza para amar con pasión.

Despierta, Señor, nuestra ilusión,
que se ha apagado con pobres ilusiones
y ya no tiene razones para esperar.

Despertad, abrid los ojos

Despertad, abrid los ojos,
se acerca vuestra liberación.
Despertad, abrid bien los ojos.
Despertad de los sueños y
abrid los ojos hacia el futuro.
Despertad y dejaos mirar por unos ojos
que ven en ti mucho más dentro de lo que ven los demás
y de lo que nosotros vemos de nosotros mismos.

Me está llamando tu voz

Desde todos los rincones
me está llamando tu voz.
Siento tu mirada
en muchos ojos que me miran.
Oigo tu palabra
en muchas voces que me gritan.
Y en aquellos que me necesitan,
veo tu mano extendida.

No hemos pescado nada

Desde que Tú te fuiste
no hemos pescado nada.
Llevamos veinte siglos
echando inútilmente
las redes de la vida,
y entre sus mallas
sólo pescamos el vacío.
Vamos quemando horas
y el alma sigue seca.
Nos hemos vuelto estériles
lo mismo que una tierra
cubierta de cemento.
¿Estaremos ya muertos?
¿Desde hace cuántos años no nos hemos reído?
¿Quién recuerda la última vez que amamos?

¡Lázaro, sal fuera!

Desde que Tú lo dijiste
con voz potente y firme,
qué pocos se han atrevido
a repetirlo –a pesar de ser creyentes-
en las múltiples ocasiones
que la vida nos ofrece.
Por eso, esta sociedad
corrompe e hiede
y está llena de muerte.

Voluntad rendida

Desde que mi voluntad
está a la vuestra rendida,
conozco yo la medida
de la mejor libertad.
Venid, Señor, y tomad
las riendas de mi albedrío;
de vuestra mano me fío
y a vuestra mano me entrego,
que es poco lo que me niego
si yo soy vuestro y vos mío.

Desde lo hondo de mi ser

Desde lo hondo de mi soledad, a ti grito, Señor.
Desde lo hondo de mi confusión, a ti grito, Señor.
Desde lo hondo de mi agitación, a ti grito, Señor.
Desde lo hondo de mi ansiedad y miedo, a ti grito, Señor.
Desde lo hondo de mi dispersión y cansancio, a ti grito, Señor.
Desde lo hondo de mi superficialidad, a ti grito, Señor.

Al mismo tiempo solo y habitado

Desde esta soledad acumulada
te alzo mi oración hoy suplicante.
Señor, aquí me tienes, esta hora
de abandono de todos y mí mismo.

Manso y humilde de corazón

Desde el polvo me sube y me domina esta sed de que todos me estimen, de que todos me quieran.
Mi corazón es soberbio. Dame la gracia de la humildad, mi Señor manso y humilde de corazón.
No puedo perdonar, el rencor me quema, las críticas me lastiman,
los fracasos me hunden, las rivalidades me asustan.
No sé de donde me vienen estos locos deseos de imponer mi voluntad, no ceder, sentirme más que los otros.. Hago lo que no quiero. Ten piedad, Señor, y dame la gracia de la humildad.

Descansar en Ti

Descansar en Ti,
a la sombra,
junto al arroyo,
sintiendo la brisa
y con la cabeza en tu hombro.

Desbordo de gozo con el Señor,

Desbordo de gozo con el Señor,
y me alegro con mi Dios:
porque me ha vestido un traje de gala
y me ha envuelto en un manto de triunfo,
como novio que se pone le corona,
o novia que se adorna con sus joyas.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Derrama tu Espíritu

Derrama tu Espíritu
sobre jóvenes y ancianos,
sobre niños y adultos,
sobre hombres y mujeres,
sobre ricos y pobres,
sobre débiles y fuertes,
sobre el Norte y el Sur
Derrama tu Espíritu.

Dentro de mi luchan fuerte dos pasiones

Dentro de mí luchan fuerte dos corrientes:
Una quiere que le haga holgado hueco,
que trabe amistad con los de siempre
y me arrime a los que triunfan y tienen,
que me monte en la cresta de la ola
y suba con su espuma.
La otra, que sea hueco
– casa, choza, techo, refugio –
lleno de espíritu, brisa y ternura
para los que nada tienen.

Dios de exiliados y náufragos

Dentro de mí hay una parte perdida
que vaga día y noche sin horizonte
tropezando en la oscuridad,
hundiéndose en charcas y pozos,
gritando por ser encontrada.

Dios habla a su Iglesia

Demos comienzo a nuestra fiesta;
salgan vítores a una de todas las gargantas;
y que los instrumentos, bien acordes,
hagan arder el aire en llamas de música.

Humildad

Del anhelo de ser considerado,
del deseo de ser alabado,
del ansia de ser honrado,
del afán de ser consultado,
del empeño en ser aprobado,
de la aspiración a ser perfecto...
líbrame Jesús.

Dejándolo todo, te siguieron

Dejándolo todo, te siguieron.
Cuando leo esta página de tu evangelio,
me quedo sorprendido y pensativo.
Me miro a mí mismo y me pregunto:
¿Conseguirá el Señor de mi algo parecido?
Me gustaría que así fuera. Jesús.

Dejad que el grano se muera

Dejad que el grano se muera
y venga el tiempo oportuno:
dará cien granos por uno
la espiga de primavera.

Sencillamente sé

Deja que el sol brille y las nubes pasen;
deja que el agua corra y las flores crezcan;
deja que la montaña esté y que el valle duerma...
Sencillamente sé.

Decir Tú

Decir Tú
es descentrarme de mi yo,
de mis soledades y ambiciones,
de mis egoísmos y construcciones,
de mis miedos y seguridades.

En lo profundo late Dios

Debajo de la piel,
muy dentro,
en lo profundo,
arde un fuego
poderoso.
La fuerza
de un Dios late, discreta,
en el pozo de los anhelos
y los sueños.

Todo está consumado

De Tu parte, ¡sí!
De nuestra parte,
nos falta aún ese largo día a día
de cada historia humana,
de toda la Humana Historia.
Tú ya lo has hecho todo, ¡Rey y Reino!

De rodillas solo ante ti

De rodillas solo ante ti,
Señor de la vida.
No ante fugaces promesas
o imposibles tesoros.
No ante los dioses de barro.

De rodillas ante el sagrario

De rodillas, Señor, ante el sagrario,
que guarda cuanto queda de amor y de unidad,
venimos con las flores de un deseo,
para que nos las cambies en frutos de verdad.
Cristo en todas las almas y en el mundo la paz.
Cristo en todas las almas y en el mundo la paz.

Como ciervos sedientes que van hacia la fuente,
vamos hacia tu encuentro sabiendo que vendrás;
porque el que la busca es porque ya en la frente
lleva un beso de paz, lleva un beso de paz.
Cristo en todas las almas y en el mundo la paz.
Cristo en todas las almas y en el mundo la paz.

Como estás, mi Señor, en la custodia
igual que la palmera que alegra el arenal,
queremos que en el centro de la vida,
reine sobre las cosas tu ardiente caridad.
Cristo en todas las almas y en el mundo la paz.
Cristo en todas las almas y en el mundo la paz.

José Mª Pemán.
Himno del Congreso Eucarístico internacional de Barcelona 1952

De mano en mano

De mano en mano,
a través de muchos años
y generaciones de cristianos,
me ha llegado la Buena Noticia,
cubierta de polvo,
como un regalo inesperado.

Date tiempo

Date tiempo para amar,
para soñar,
para crear,
para trabajar,
para jugar... como Él

Date cuenta

Date cuenta de la energía creadora
que hay en tu corazón,
capaz de renovar una vida
sin tono y sin horizonte.

Velad

Danos un corazón, unos ojos y unos oídos abiertos, que estén siempre en vela.
Velar no puede confundirse con la actitud de quien espera, despreocupado, la llegada de ese amigo que ha anunciado que viene.
Ayúdanos a mirar una y otra vez por la ventana; a desplegar nuestras antenas a los cuatro puntos cardinales en busca de algún signo que apunte tu llegada.

Paz extraña

Danos, Señor, aquella Paz extraña
que brota en plena lucha
como una flor de fuego;
que rompe en plena noche
como un canto escondido;
que llega en plena muerte
como el beso esperado.

Danos paciencia

Danos paciencia:
hasta que el mundo se llene de tu presencia,
hasta que nos amemos,
hasta que veamos las cosas claras,
hasta que oigamos todas las voces,
hasta que renazca lo mejor de cada uno,
hasta que hagas brotar el amor más puro,
hasta que muera en nosotros toda la malicia,
hasta que ayudemos al otro a ser,
hasta que no compitamos unos con otros,
hasta que la ilusión y la paz triunfen,
hasta que el hombre no sea enemigo del hombre.

Amar la creación entera

Danos fuerza para amarte
y amar con plenitud la vida
en sus gozos y en sus tristezas,
en sus ganancias y en sus pérdidas.

Danos sensibilidad para amar la creación entera,
para respetarla, cuidarla y gozar de ella,
junto con todas las personas y pueblos,
y dejarla a nuestros descendientes mejorada.

Días de escepticismo

Señor, hay días en que olvidas los motivos.
El entorno se vuelve desierto árido, monótono.
Hay días en que lo cambiarías todo por una caricia.

Días en que calla la voz interior,
cuando ni hacer el bien parece tener sentido,
cuando el mundo resulta una causa perdida
y el evangelio es un idioma incomprensible.
Días en que no te sientes hermano, ni amigo, ni hijo.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Tenemos sed de ti, Señor

Danos el agua que colma sin ahogar,
que limpia las entrañas
empapa el corazón,
y acuna en lo yermo la vida.

Danos tu pan, que sacia sin hartar
y restaura las fuerzas gastadas;
pan que alimenta la acogida,
el encuentro y la fiesta
al partirse en mesa de hermanos.

Danos tu espíritu que habla sin grito,
hace audaz al cobarde
y libera al cautivo
cuando inspira justicia, libertad, paz.

Danos tu verdad que seduce
sin trampa,
que hace sabio al pequeño
y hace sencillo al sabio,
al afirmar un amor invencible.

En agua, pan y amor inquieto,
en espíritu y verdad.
Tenemos sed de ti, Señor.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj

Buen samaritano

Dame, Señor, unos ojos de fe
para descubrir que Tú eres
mi buen samaritano.

Te duelen mis sufrimientos
y te acercas a mí para curarme
en los niños y en las personas sencillas,
en todos los que me ofrecen amor y perdón,
en la belleza de la creación,
en la celebración de la Eucaristía

Dame, Señor

Dame, Señor, memoria
para recordar tu paso en mi vida,
tu voz en mis años,
tu huella en mi historia.
Dame, Señor, lucidez,
para aprender
en los errores cometidos,
en las tareas afrontadas,
en los sueños concebidos
y las metas alcanzadas.
Dame, Señor, gratitud
para evocar los momentos
de fiesta, los días de risa,
los instantes en que todo encaja,
pero dame también la libertad
para dejarlos ir.

Vengo a amarte

Dame la libertad y la esperanza
frente al poder y el odio cada día.
Tómame de las manos y endereza
mis sendas hacia Ti cuando me pierdo.

Fuerza para perdonar

Dame fuerza, Dios mío, para perdonar a los que siento que me han ofendido,
a no tener rencores que envenenan mi existencia en lugar de aliviar mi enfado.
Dame la fuerza, el conocimiento, la sabiduría y la intención de perdonarme también a mí mismo.
Aunque no me ha sido fácil olvidar agresiones, traiciones y engaños, con tu ayuda lo lograré.
Envíame tu Espíritu para vivir feliz, sin recordar aquellas ocasiones en las que me hicieron daño.

Dame fe, Señor

Dame fe, Señor.
Y que sienta el brotar de una nueva vida,
cuando te palpo por la oración y la Eucaristía.

Dame fe, Señor.
Y elévame cuando, postrado en mil problemas,
tengo la sensación de que se impondrán
a mis posibilidades de hacerles frente.

Dame confianza en ti

Dame confianza en ti,
sabes que tengo miedos,
que no sé abandonarme,
y necesito el control de todo.

Sé que Tú eres la roca que me salva,
que me tienes siempre abrazado
y que me llevas de tu mano,
pero no me lo termino de creer.

Dad gracias al Señor porque es bueno

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.

Curiosa forma de quedarte y de irte (Ascensión)

Curiosa forma de quedarte, Señor,
sin imponer tu presencia,
sin apagar la sed,
sin convertir la fe en evidencia.

Un denario

Curiosa forma de pagarnos
Me descolocaba tu justicia extraña,
esa forma de medir
que olvidaba las horas trabajadas.

danos unos ojos contemplativos

Cúranos, Señor, de nuestras cegueras,
límpianos de miradas negativas,
danos unos ojos contemplativos,
que sepan gozar las maravillas:
de los ojos de la persona amada,
de la sonrisa de los niños,

Vuelvo con lágrimas a veros

¡Cuántas veces, Señor, me habéis llamado,
y cuántas con vergüenza he respondido,
desnudo como Adán, aunque vestido
de las hojas del árbol del pecado!

Seguí mil veces vuestro pie sagrado,
fácil de asir, en una cruz asido,
y atrás volví otras tantas, atrevido,
al mismo precio que me habéis comprado

Besos de paz Os di para ofenderos,
pero si, fugitivos de su dueño,
hierran, cuando los hallan, los esclavos,

hoy me vuelvo con lágrimas a veros:
clavadme vos a vos en vuestro leño
y tendreisme seguro con tres clavos.

Lope de Vega

Tendrá que derrumbarse todo

Cuántas energías buscando el aplauso
que al terminar me deja vacío.
Años de esfuerzo para lograr títulos
que no cambian nada lo que soy.
Desvelos para preparar un proyecto
Pasa el proyecto, y siguen los desvelos.
Cuánto trabajo modelando una imagen
que no es más que fachada.
Nada, al final todo queda en nada
y en mí crece el vacío.

Cuando yo me adhiriere a ti con tomo mi ser

Cuando yo me adhiriere a ti con tomo mi ser,
ya no habrá más dolor ni trabajo para mí,
y mi vida será viva, llena toda de ti.
Mas ahora, como al que tú llenas lo elevas,
me soy carga a mí mismo, porque no estoy lleno de ti.

La esperanza salvada del desastre

Cuando todo se desmorona
en nuestros proyectos humanos,
en nuestros apoyos terrestres;
cuando de nuestros más bellos sueños
sólo nos queda la desilusión;
cuando nuestros mejores esfuerzos
y nuestra más  firme voluntad
no alcanza el objetivo propuesto;
cuando la sinceridad y el ardor del amor
nada consiguen,
y el fracaso está ahí, desolador y cruel,
frustrando nuestras más bellas esperanzas.

El mayor tesoro

Cuando te has olvidado de ti mismo,
cuando te has agotado en el servicio a los últimos,
cuando has vencido la tentación de cualquier apego,
cuando has aceptado el sufrimiento como compañero,
cuando has sabido perder,
cuando ya no pretendes ganar,
cuando has compartido lo que tú necesitabas,
cuando te has arriesgado por el pobre,
cuando has enjugado las lágrimas del inocente,
cuando has rescatado a alguien de su infierno,
cuando te has introducido en el corazón del mundo,
cuando has puesto tu voluntad en las manos de Dios,
cuando te has purificado de tu orgullo,
cuando te has vaciado de tanto acopio superfluo,
cuando te sientes herido...
brilla en ti, gratis, la luz de Dios,
sientes su presencia irradiando frescura primaveral,
y su perfume te envuelve y reanima.

Cuando sea tentado

Cuando sea tentado por el hambre,
no me dejes caer en soluciones fáciles.
No a la gula,
no a la pereza,
no a la vida cómoda y satisfecha.
Dame sólo el pan nuestro de cada día.

Cuando pase el profeta

Cuando pase el mensajero
que no me encuentre dormido,
afanado en otras metas,
indiferente a su voz.
Que no sea su relato
semilla que el viento barre
o luz que a nadie ilumina.
Cuando pase el mensajero
que no le vuelva la cara
para esquivar su propuesta.

Ven, Señor

Cuando nos sentimos solos y deseamos compañía, ven, Señor. Tu eres amigo.
Cuando sufrimos y pedimos consuelo, ven, señor. Tú eres compasión.
Cuando no salen las cosas y nos cansamos, ven, Señor. Tú eres Descanso.
Cuando nos faltan horas y nos agobiamos, ven, Señor. Tú eres Paz.

Te veo y no te veo

Cuando no te veo, te añoro y te busco.
Pregunto por las calles,
intento adivinar tu rostro
en fragmentos de vidas ajenas
en ojos que fugaces se me cruzan,
en episodios brillantes,
o en las grietas de cada historia.

¡Sé de quién me he fiado!

Cuando miro mi vida
y veo esa estela de huellas
en tantas direcciones,
con tantos caminos y sendas,
con tantas cruces,
subidas y bajadas,
idas y vueltas,
pérdidas y encuentros,
me río un poco del destino,
de la moda de los horóscopos,
de los hados y del sino.

¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?

Cuando miro a los hijos de los hombres
y veo sus trabajos, sus afanes, sus amores,
sus progresos, sus conquistas y sus grandes esperanzas,
comprendo que has coronado de gloria y dignidad,
destinados a cultivar la obra de tus manos.

Y me pregunto aturdido:
¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?
Y tengo que confesar: Eres un Dios, amigo de los hombres.

Y cuando me contemplo a mí mismo,
y me siento gratuitamente amado,
y no sé de dónde me viene la alegría,
y siento que todo el cielo está dentro  de mí,
y que alguien me está salvando siempre,
me doy cuenta, amocionado, que soy un hijo tuyo,
y tengo que gritar y cantar y repetir
con un amor inexplicable:
¡Qué grande eres, Señor!
¡Qué grande es tu amor para conmigo!
Verdaderamente, ¡oh Dios! Tú eres mi Padre.

Salmo 8. Adaptación

Cuando menos lo esperas

Cuando menos lo esperas
Dios toma la iniciativa
y, estemos preparados o no,
se cuela en nuestra vida
por la puerta delantera o la trasera.

Por mi nombre

Cuando me llamas
por mi nombre,
ninguna otra criatura
vuelve hacia ti
su rostro
en todo el universo.

Lázaro, sal de ahí

Cuando me digas “sal de ahí”
quiero dejar la fría losa que me inmoviliza
que me detiene en la oscuridad
y me recuerda que Tú ya no existes
que pregona que, la nada o el absurdo,
serán mis acompañantes para siempre.
TAMBIÉN YO, SEÑOR, QUIERO SALIR

Cuando llenas mis velas

Cuando llenas mis velas
e impulsas mi navío hacia adelante,
hacia la luz que surge en el levante,
ella me atrapa y todo lo recrea.

Entonces, sólo entonces, estaremos contentos.

Cuando la muerte sea vencida
y estemos libres en el reino,
cuando la nueva tierra nazca
en la gloria del nuevo cielo,
cuando tengamos la alegría
con un seguro entendimiento
y el aire sea como una luz
para las almas y los cuerpos,
entonces, sólo entonces, estaremos contentos.

Como Pedro

Cuando la inquietud nos lleva una y otra vez
a las tareas de siempre con esperanza nueva,
a encarnarnos donde no se estila,
Tú estás con nosotros,
aunque te creamos ausente.

Declaración de amor (Oseas 11, 1-4. 8c-9)

Cuando estaba en el seno de mi madre, ya me amabas; y hasta hoy no has dejado de amarme ni un solo día.
Me has liberado de muchas esclavitudes y obsesiones, de muchos rencores y egoísmos. Y sigues llamándome a una vida plenamente libre y feliz.

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Cuando el amor te llame

Cuando el amor te llame, síguelo;
aunque sus caminos sean arduos y penosos.
Y cuando sus alas te envuelvan, entrégate a él;
aunque la espada escondida bajo su plumaje pueda herirte.

Es Navidad cuando

Cuando aceptaste la voluntad de Dios, sin comprenderla, porque no veías el sentido de aquello en tu vida...
...entonces fue Navidad

Cuando no entendías las cosas que ocurrían, pero tu confiabas en Dios y creías que todo contribuye al bien de los que aman...
...Entonces fue Navidad

Cuando ibas por la vida sin rumbo fijo, desconcertado, buscando la posada de alguien que te comprendiera...
... Entonces es Navidad.

Cuando tuviste que alojarte en la pobreza de una cueva, por la incomprensión de tus amigos o la falta de cariño de tus seres queridos...
... Entonces fue Navidad

Caundo limpiaste tu corazón, abatido por la desgracia y humildemente te reconociste pobre ante Dios...
... Entonces fue Navidad

Cuando dispusiste tu alma con sencillez para que Dios se manifestara en ella a los demás a través de tus obras...
... Entonces fue Navidad

Cuando nació en tus manos por la caridad para ayudar al hermano necesitado y triste, y le llevaste hacia El....
... Entonces fue Navidad

Cuando tú eras el mensajero y el buen sembrador de la Paz de Jesús a los hombres de buena voluntad...
... Entonces fue Navidad.

Y tú, ¿quién dices que soy yo?

Cualquier día,
en cualquier momento,
a tiempo o a destiempo,
sin previo aviso,
lanzas tu pregunta:
Y tú, ¿quién dices que soy yo?

Loas a la cruz

Cruz, descanso sabroso de mi vida,
Vos seáis la bienvenida.

iOh bandera, en cuyo amparo
El más flaco será fuerte!
iOh, vida de nuestra muerte,
Que bien la has resucitado!
AI león has amansado,
Pues por ti perdió la vida.
Vos seáis la bienvenida.

Crucificadas las esperanzas

Crucificadas
las esperanzas
de quien se atrevió a adentrarse
en la entraña de la vida.

Anuncio de Pascua

¡Cristo vive! ¡Cristo reina!
Hay que correr la noticia,
no con la voz solamente
sino con la propia vida.

Cristianos resucitados,
el mundo nos necesita
para creer en el milagro
sobre el que la fe se finca.

Pobres o ricos, enfermos
o con la salud cumplida,
sea clara contraseña
nuestra pascual alegría.

Contagiemos a las almas
que languidecen de asfixia
el gozo de Jesucristo
fraterno en nuestra sonrisa.

Luis Carlos Flores Mateos, sj

Cristo, siempre y en todas partes.

Cristo conmigo,
Cristo dentro de mí,
Cristo detrás de mí,
Cristo delante de mí,
Cristo a mi derecha,
Cristo en mi casa,
Cristo en mi camino,
Cristo en mi puesto de trabajo,
Cristo en todos los ojos que me ven,
Cristo en todos los oídos que me escuchan,
Cristo en la boca de todo aquel que me habla,
Cristo en el corazón de todo aquel que piensa en mí,
Cristo conmigo y yo con Cristo.
Siempre y en todas partes.

Atribuido a san Patricio

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Cristo, alegría del mundo

Cristo,
alegría del mundo,
resplandor de la gloria del Padre.
¡Bendita la mañana
que anuncia tu esplendor al universo!

En el día primero,
tu resurrección alegraba
el corazón del Padre.
En el día primero,
vio que todas las cosas eran buenas
porque participaban de tu gloria.

Al final de la noche no hay noche

Creo, Señor, que al final de la noche
no hay noche; está la aurora.

Creo, Señor, que al final del invierno
no hay invierno; está la primavera.

Alrarero

Creo que Tú me has hecho
y que me has dado alas,
y que entre tu cielo
y mi suelo has puesto tu amor y viento.

Creo trinitario

Creo en Ti, Dios Padre: creo en Ti, Dios Hijo;
creo en Ti, Dios Espíritu Santo; pero aumentad mi fe.

Espero en Ti, Dios Padre, espero en Ti, Dios Hijo;
espero en Ti, Dios Espíritu Santo; pero aumentad mi esperanza.

Credo navideño

Creo en la bondad, responsabilidad
y buen hacer de José de Nazaret
que supo darte casa, nombre y todo su ser.

Creo en la fe humana y adulta de María,
en su espera y acogida,
y en su ternura desbordada cada día.

Creo en la pobreza del portal,
que está siempre en las afueras,
con un buey y una mula, y aún sin ellos.

Creo en el anuncio de los ángeles,
presencias visibles de Dios que nos quiere,
que cantan y nos alegran de día y de noche.

Creo en el gozo compartido de los pastores
que sueñan mundos nuevos y mejores,
y, presurosos, caminan para ofrecerte sus presentes.

Creo en la estrella peregrina y mensajera,
que capta la atención de la gente buena
y que nos guía a través de la vida.

Creo en los Magos, inquietos y tenaces,
que van tras ella hasta encontrarte,
y hacen el camino de ida y vuelta siguiéndola.

Creo en las sendas que llevan a Belén,
en los ríos de plata, en los montes de musgo,
en las casas de corcho y en un nuevo amanecer.

Creo en todos los embarazos y partos
pues nos traen la vida y el gozo
aunque vengan sin pan bajo el brazo.

Creo en la alegría del universo entero
y en la clara amistad entre las personas,
nacida de repente o crecida a ritmo de cosecha.

Creo

Creo en  Dios Padre
que nos ama con locura
y que el dolor de todos
le duele hasta el extremo.

Creo en Dios Padre
que sufre con el sufrimiento
de sus hijos.

Oración del publicano

¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador.
Ten compasión de mí, que soy una calamidad.
Caigo dos, tres, cien veces con la misma piedra.
Conozco tu evangelio y, sin embargo, tantas veces no soy capaz de vivirlo.
Amo a medias. Me descubro más egoísta que generoso.
Soy más cómodo que arriesgado, más incoherente que cumplidor.
Pero tú, ayúdame, porque te necesito.
Y yo sé que con mi fragilidad tú puedes hacer maravillas.

(Sobre un texto de rezandovoy.org)

Saltar al vacío

Creer de corazón y de palabra.
Creer con la cabeza y con las manos.
Negar que el dolor tenga la última palabra.
Arriesgarme a pensar
que no estamos definitivamente solos.
Saltar al vacío
en vida, de por vida,
y afrontar cada jornada
como si tú estuvieras.

Creemos en Jesús, presente en el pobre

Creemos en Jesús,
presente en la alegría y esperanza de los pueblos
marcados por una historia de pobreza y dolor.

Creemos en Jesús,
presente en las personas
que atraviesan situaciones críticas
a causas de las decisiones de otras personas.

Creemos en Dios y en las personas

Creemos en Dios, Padre de todos
y en Jesús, persona, como nosotros.

Creemos que en Jesús se ha dado la total
manifestación de amor y libertad
de Dios hacia el mundo.
Y la respuesta más completa de fidelidad
de la persona hacia Dios.

Creemos

Creemos en Dios Padre,
cuyo Hijo ha vivido
entre nosotros,
y cuya palabra sostiene
y renueva nuestra vida.

Creemos

Creemos en Dios,
creador de un mundo
que no está terminado aún
que debemos ir
construyendo con nuestro esfuerzo,
y en el cual está
presente su Hijo
hecho uno más entre nosotros.

Creemos

Creemos en Dios, creador de un mundo
que no está terminado aún,
que debemos ir construyendo con nuestro esfuerzo
y en el cual está presente su Hijo,
hecho uno más entre nosotros.

Creación

Creaste los planetas desde tu poder,
hiciste el universo desde tu poder,
rompiste la tiniebla con la fuerza de tu luz,
desde tu poder, por tener poder.

Crea en nosotros, Señor, un corazón puro

Crea en nosotros, Señor, un corazón puro y sincero;
fortalécenos por dentro con la fuerza de tu Espiritu.
Limpia nuestro corazón para que podamos ver tu rostro,
y danos un corazón de niño para que nos alegremos contigo.

Mi cuerpo os doy por alimento

Todo fue así: tu voz, tu dulce aliento
sobre un trozo de pan que bendijiste,
que en humildad partiste y repartiste
haciendo despedida y testamento.

<Así mi cuerpo os doy por alimento...>
¡Qué prodigio de amor! Porque quisiste
diste tu carne al pan y te nos diste
Dios, en el trigo para sacramento.

Y te quedaste aquí, patena viva;
virgen alondra que le nace al alba
de vuelo siempre y sin cesar cautiva.

Hostia de nieve, nube, nardo, fuente;
gota de luna que ilumina y salva.
Y todo ocurrió así sencillamente.



Sencillamente, como el ave cuando
inaugura, de un vuelo, la mañana;
sencillamente como la fontana
canta en la roca, agua de luz manando;

sencillamente, como cuando ando,
como cuando Tú andabas la besana,
cuando calmabas sed samaritana,
cuando te nos morías perdonando.

Sencillamente. Hora de paz. ¡Qué leves
tus manos para el pan, para el amigo!
Cena de doce y Dios. Noche de Jueves.

Y era en Jerusalén la primavera.
Y era blanco milagro ya aquel trigo.
Sencillamente: <Este es mi cuerpo>. Y era.



Que viene por la calle Dios, que viene
como de espuma o pluma o nieve ilesa;
tan azucenamente pisa y pesa
que sólo un soplo de aire le sostiene.

Otro milagro, ¿ves? El, que no tiene
ni tañano ni límites, no cesa
nunca de recrearnos la sorpresa
y ahora en un arco de aire se contiene.

Se le rinde el romero y se arrodilla;
se le dobla la palma onduleante;
las torres en tropel, campaneando.

Dobla también y rinde tu rodilla,
hombre, que viene Cristo caminante
-poco de pan, copo de pan- pasando.


Antonio y Carlos Murciano

Conviértienos a ti

Conviértienos a ti,
que tu llegada nos cambie el corazón
y trabajemos para hacer que florezca la fusticia,
para tratarnos como hermanos,
para estar atentos a lo que necesita el otro,
para vivir centrados en los demás,
para estar en escucha del que sufre.

Conviértete de corazón

Conviértete de corazón
y no te preocupes tanto por la fachada;
Jesús te conoce de sobra, mejor que tú.

Ubícate bien en la vida,
acude al desierto y no te des a la fuga;
que el evangelio sea tu GPS y guía.

Convierte mi mirada, Señor

Convierte mi mirada, Señor,
para que sepa ver el amor escondido,
para que descubra las heridas de
quienes me rodean, y quiera curarlas,
para que vea más problemas reales
y menos figurados; para que perciba
las lágrimas ajenas.

¡Conviérteme, Señor!

¡Conviérteme, Señor!
Del ruido que me impide escucharte,
a la paz que me permite sentirte con nitidez.
De la comodidad, que desfigura mi felicidad
a la sobriedad que necesita mi alma para no perderte.

Convertíos, está cerca el Reino de Dios

Convertíos, está cerca el Reino de Dios
poneos en camino,
caminad,
no os paréis, andad los caminos de la vida nueva,
inventad los caminos,
seguid las huellas de Aquél que viene,
poned vuestros pies en movimiento.
¿No notáis la parálisis,
el estancamiento, la invalidez, la impotencia,
el letargo?

Contemplo cada cosa

Contemplo cada cosa y digo: Dios.
No porque sea Dios.
Pero las cosas tienen un corazón donde tú habitas,
un corazón de sombra y de silencio:
(Donde acaba la nada Dios empieza)

Tras la decepción... más esperanza

Confieso que me decepciona
el rumbo de la Iglesia,

Y tras la decepción, ¿qué?
¿Arrancar la cizaña?
¿Cambiar de levadura y masa?
¿Sembrar semilla más llamativa?
¿Tirar la toalla?

Confieso

Confieso ante Dios y ante vosotros, hermanos,
que he puesto obstáculos al plan de Dios,
al Reino que está viniendo,
a la dignidad de muchas personas,
y a mi propia realización,
con mis actitudes, hechos y omisiones.

Dios te dará lo que desea tu corazón

Confía en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica la lealtad;
Sea el Señor tu delicia y él te dará lo que desea tu corazón.

Confesamos

Confesamos que somos cómplices de los poderes de la injusticia.
Oh Dios nuestro y Dios de nuestros padres:
que nuestra oración llegue hasta Tí.
Ya lo ves, Señor no somos ni audaces ni endurecidos,
ni te diremos: "Somos inocentes, no tenemos pecados",
sino que lo confesamos: hemos pecado.

Alegría insobornable

Concédenos, Señor, tu alegría insobornable.
La diversión tiene precio y propaganda
y sus mercaderes son expertos.
Se alquila la evasión fugaz
con sus rutas exóticas y vanas.
Se bebe el gozo con tarjetas de crédito
y se estruja como un vaso desechable.
Pero tu alegría no tiene precio,
ni podemos seducirla.
Es un don para ser acogido y regalado.

Ordena, Señor, mi estado de vida

Concédeme, Dios misericordioso que, las cosas que a ti te agradan, las desee ardientemente, las investigue cuidadosamente, las conozca verdaderamente y las cumpla perfectamente para alabanza y gloria de tu nombre.

Ordena, Señor, mi estado de vida y haz que conozca todo lo que quieres que haga, y ayúdame a cumplirlo como mejor conviene y hace bien a mi alma.

Con vosotros está y no le conocéis

Con vosotros está y no le conocéis.
Con vosotros está, su nombre es el Señor.

Su nombre es el Señor y pasa hambre,
clama por la boca del hambriento,
y muchos que lo ven pasan de largo
a caso por llegar temprano al templo.
Su nombre es el Señor y sed soporta,
está en quien de justicia va sediento,
y muchos que lo ven pasan de largo
a veces ocupados en sus rezos.

Con tu pan y copa

Con tu pan y copa en mis manos
quiero recorrer los caminos y sendas
menos frecuentados de nuestra tierra.

Con ojos buenos me miras

Con ojos buenos me miras
en el dintel de la puerta
y dan razón tus pupilas
de que tu amor es de veras.

Es el Señor quien lo ha hecho

Con la cercanía de los amigos,
que ya van teniendo corazón de hermanos;
sintiendo la alegría de sus vidas entreabiertas,
la fuerza de sus manos,
la sinceridad de su acogida,
la gracia del encuentro...
estamos capacitados para percibir
que es el Señor quien lo ha hecho.

Compartid el pan, el vino y la palabra.

Compartid el pan,
el vino y la palabra.

Cuando el fracaso
parezca desmembrarlo todo,
cada persona, cada grupo,
como cuatro caballos al galope
tirando del vencido
hacia los cuatro puntos cardinales.

A ti gritamos

Como viajeros perdidos y sin rumbo
en un desierto ardiente y sin agua,
a ti gritamos, Señor.

Como peregrinos con los pies destrozados
que no encuentran albergue,
a ti gritamos, Señor.

Como un ánfora de barro

Como un ánfora de barro mi corazón se llena
cada día de Ti. Cada día que pasa
más y más Tú te adueñas de mi frágil vasija
dándome desde adentro tu luminosa altura.

Hágase

Como tú, María,
quiero ser y estar como tú:
feliz y dispuesto,
contrariado por tus modos y momentos
pero abierto a la voluntad de Dios,
con dudas pero con la confianza
de que lo que es de Dios es todo regalo,
con mis proyectos
pero sabiendo que el proyecto del Padre
asume todo lo demás.

Como Tomás

Como Tomás…
también dudo y pido pruebas.
También creo en lo que veo.
Quiero gestos. Tengo miedo.
Solicito garantías.
Pongo mucha cabeza y poco corazón.
Pregunto, aunque el corazón me dice: “Él vive”
No me lanzo al camino sin saber a dónde va.

Quítame el miedo y el cálculo.
Quítame la zozobra y la lógica.
Quítame el gesto y la exigencia.
Dame tu espíritu, y que al descubrirte,
en el rostro y el hermano,
susurre, ya convertido:
“Señor mío y Dios mío”.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj

Cómo se arriesgará a sembrar el campesino

¿Cómo se arriesgará a sembrar el campesino
sin ver ya todo el trigal
en el puño apretado lleno de semillas?

Ser curado para poder curar

Cómo podrá alguien ayudar,
si nunca ha necesitado un hombro amigo.

Cómo podrá alguien consolar,
si nunca sus entrañas han temblado de dolor.

Auméntanos la fe

Como los primeros discípulos
nos atrevemos a decir "auméntanos la fe",
pues hoy nos sentimos descolocados
y con las entrañas yermas

Como la tierra espera ser labrada

Como la tierra silenciosa espera
ser labrada, apasionadamente,
así. Ya tengo el corazón caliente
de espera bajo el sol a que Dios quiera.

Cómo cargar con la cruz

¿Cómo enterrar los sueños,
los deseos, las metas,
en la tierra de lo concreto,
donde acaso nada brote?

Como el Padre me amó

Como el Padre me ha querido, así yo te quiero.
Permanece en mi amor.
Si guardas mis mandamientos, echarás raíz en ese amor.
Es lo mismo que hice yo con el Padre, vivir su voluntad.

Escucha, te cuento todo esto porque quiero que mi alegría esté contigo, y con todos.
Que sea una alegría profunda, plena, auténtica.

Esta es mi propuesta, mi mandamiento, mi deseo más profundo para todos:
que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que quien da la vida por sus amigos.
Pues eso es lo que yo hago.
Lo tuyo y mío no es una relación de servicio, de obligación o miedo.
Es una historia de amistad. Soy tu amigo,
y quiero que sepas todo lo que yo aprendí del Padre.

No me elegiste tú, ¿sabes?
Soy yo quien te he elegido,
porque te conozco y sé lo mucho que llevas dentro,
y te he destinado para que vayas, y des fruto, y ese fruto dure.

Y lo que pidas al Padre en mi nombre te lo dará.
Ese es el mandamiento: que os améis unos a otros a otros.

Adaptación de Jn 15, 9-17, por José Mª Rodríguez Olaizola, sj

Como el niño que sabe que alguien vela

Como el niño que no sabe dormirse
sin cogerse a la mano de su madre,
así mi corazón viene a ponerse sobre tus manos,
al caer la tarde.

Como el ciego del camino

Aquí estoy, Jesús, como el ciego del camino.
Pasas a mi lado y no te veo.
Tengo los ojos cerrados a la luz
y siento en ellos como duras escamas
que me impiden ver.

Señor, yo te busco, te deseo, te necesito.
Jesús, me ciegan tantas cosas:
el consumo con sus luces de colores,
el placer con su fuerza irresistible,
el dinero con sus cadenas que aprisionan,
la televisión y los entretenimientos que me alejan de la realidad,
el pecado y su densa niebla…

Cura mi ceguera para ver tu rostro con ojos limpios
y abrir mis ojos a la luz de tu Evangelio.
Cura mi ceguera para descubrir la alegría y la vida
que esconden el dolor y la muerte,
para encontrar tu huella en las cosas.
Cura mi ceguera para reconocer en cada hombre a un hermano,
para mirar mi vida como tú la ves: con amor y esperanza.

Como el ciego del camino, así te busco.
Toca mis ojos con tus dedos y ábrelos a la luz.
Entonces el camino, mi camino, tendrá rumbo.

Como el ciego del camino

Aquí estoy, Jesús, como el ciego del camino. Pasas a mi lado y no te veo.
Tengo los ojos cerrados a la luz y siento en ellos como duras escamas que me impiden verte.
Al sentir tus pasos, al oír tu voz, siento en mí como un manantial que nace, como un pájaro que se escapa volando, como una vida a chorro, que grita por ti. Yo te busco, yo te deseo, yo te necesito para atravesar tantas calles en mi vida.
Jesús, me ciegan tantas cosas:
Es la vida con sus luces de colores.
Es el placer con su fuerza irresistible.
Es el dinero con sus cadenas que aprisionan.
Estoy comenzando a vivir, Jesús, y todos quieren mi vida.
Yo siento en mí una lucha dura y sin piedad por seguir en la barca o rendirme incondicional.
Jesús, ábreme los ojos a tu vida.

Como el Amor

Como el Amor es la fuente
de ternura y siembra,
de puertas abiertas,
de promesas ciertas.

Como la Justicia es fuente
de miradas limpias,
de opciones honestas,
de normas humanas.

Como la Paz es fuente
del arma desterrada,
de extintas barreras,
de muros tirados.

Como la Palabra es fuente
de verdad desnuda,
de la fe intuida,
de bendición sincera.

Así es mi vida

Como copo de nieve
que se derrite en el cuenco de otras manos,
así es mi vida cuando Tú la alientas.
Como grano de trigo sembrado en tierra
que revienta al amparo de la humedad y el calor,
así es mi vida cuando Tú la acunas.

Como levadura insignificante a la vista
que se mezcla con la masa y toda ella fermenta,
así es mi vida cuando Tú la amasas.
Como árbol seco tras el invierno
que florece en primavera dando vida,
así es mi vida cuando tu savia me renueva.

Como libro de estantería olvidado
que se convierte en buena noticia cuando se usa,
así es mi vida cuando Tú la tomas.
Como arcilla en manos de alfarero
que adquiere forma, figura y belleza,
así es mi vida cuando Tú la trabajas.

Florentino Ulibarri

Como busca la cierva herida

Como busca la cierva herida
las fuentes de las montañas,
como vuela la blanca paloma
y se acurruca en su nido,
así mi alma busca al Señor,
mi Dios.

martes, 22 de septiembre de 2015

Como busca la cierva corrientes de agua

Como busca la cierva corrientes de agua,
como busca pan el niño hambriento,
así mi alma te busca a Ti, Dios mío.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo,
Me hiciste el corazón a tu medida
y llenarlo sólo puede tu presencia.
¿Cuándo podré ver tu rostro?

Como busca la cierva corrientes de agua

Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;

Como al joven rico

Como al joven rico, te has acercado,
me has mirado a los ojos y me has dicho:
"Anda, vende todo lo que tengas y sígueme”.
En estos momentos mi deseo más profundo es decirte, como María,
que se haga tu voluntad.
En estos momentos veo claro que mi opción eres tú.
Señor, mi primera respuesta es seguir tu llamada.

Como a los apóstoles

Como a los apóstoles, Señor,
me has llamado por mi nombre,
conoces mi historia mejor que yo mismo,
me amas más y mejor que nadie.
Y cuentas conmigo, con mi pobreza.
Gracias, Señor, por llamarme.

Comienza un nuevo día

Comienzan los relojes
a maquinar sus prisas;
y miramos el mundo.
Comienza un nuevo día.

Pan de ángeles

Comida celestial, pan cuyo gusto
es tan dulce, sabroso y tan suave,
que al bueno, humilde, santo, recto y justo,
a manjar celestial, como es, le sabe;

Cerca de Ti

Cerca de Ti, Señor, yo quiero estar;
tu grande eterno amor quiero gozar.
Llena mi pobre ser, limpia mi corazón;
hazme tu rostro ver en la aflicción.

Voluntariado

Cerca de ti hay una niña que aguarda a que le narren un cuento;
y un anciano de iris opaco, con mucha historia detrás
y una calle muy corta por delante,
que desea que alguien le ilumine los penúltimos pasos
y le explique que el horizonte concluye bastante más allá del mañana.

Gestos de amor fraterno. Jueves Santo

Cenar con los amigos,
abrirles el corazón sin miedo,
lavarles los pies con mimo y respeto,
hacerse pan tierno compartido
y vino nuevo bebido.
Embriagarse de Dios,
e invitar a todos a hacer lo mismo.

Carta de Jesús

Te daré mi Espíritu de Vida,
te ofreceré la gracia que esperabas,
calmaré en ti el anhelo de tus ansias
y serás primavera de alegría.

Derramaré mi Espíritu en tu alma
serás una sola cosa en mi ternura,
beberás de mi fuente la dulzura,
las delicias de un manjar que se derrama.

Colmarás en mi amor tu sed profunda,
apagaré tu sed de vida y esperanza,
se volverá una fuente de Alabanza
la tierra labrada que mi Amor fecunda.

Te daré fortaleza en las penurias,
templanza en las pasiones y esperanza,
una fe encendida que mueva las montañas,
un Amor que perdona las injurias.

Fundirás tu Espíritu en el mío
y serás bendición para mi pueblo,
profecía de mi Amor en el destierro,
un fuego que en mi llama se ha encendido.

Aquel día serás como una zarza ardiendo:
sin consumirte consumirás tus días y tus horas,
te encenderás en el Amor que todo lo enamora
y en este Amor irás tus días recorriendo.

Infundiré mi Espíritu en tus labios
y serás Palabra siempre nueva,
profecía de mi Amor sobre la tierra,
sabiduría del Amor para los sabios.

Serás parábola del Amor perfecto,
de la misericordia que todo lo perdona,
amor sin condiciones que se dona,
benévola mirada de mi afecto.

Te volveré luz de las naciones,
reflejo de la luz que me ilumina,
orientación del peregrino que camina,
coraje en la penumbra, lucero de sus noches.

Te donaré mi Espíritu infundiendo
mi Amor en el corazón con que me amas
y sabrás que no es tuyo el Amor que en Mi derramas
cuando en mi fuente te vayas sumergiendo.

Allí seremos uno: un Amor, un Espíritu, una Vida;
el Amor que sin reservas se ha entregado,
el Espíritu que en mi luz te tiene iluminado,
la Vida en el banquete nupcial que no termina.

Canto a Dios. Magnificat

Canto a Dios que me dio y da la vida
y envía su mensajero para conocer mi respuesta.
Él, que hizo el universo entero y lo mantiene,
no quiere forzar mi corazón ni mi voluntad.
Por eso bailo ante mi Señor con alegría,
porque es el único que ama, respeta y libera.

Benedictus. Cántico de Zacarías

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Cantemos al amor de los amores

Cantemos al amor de los amores,
cantemos al Señor,
¡Dios está aquí! Venid, adoradores,
adoremos a Cristo Redentor.
¡Gloria a Cristo Jesús! Cielos y tierra,
bendecid al Señor.
¡Honor y gloria a ti, Rey de la gloria;
amor por siempre a ti, Dios del amor!

¡Oh luz de nuestras almas!
¡Oh Rey de las victorias!
¡Oh Vida de la vida
y Amor de todo amor!

¡A ti, Señor, cantamos,
oh Dios de nuestras glorias;
tu nombre bendecimos,
oh Cristo Redentor!

¿Quién como tú, Dios nuestro?
Tú reinas y tú imperas;
aquí te siente el alma;
la fe te adora aquí.

¡Señor de los ejércitos,
bendice tus banderas!
¡Amor de los que triunfan,
condúcelos a ti! Amén.

Himno del Congreso Eucarístico internacional
de Madrid 1991

Samaritana

Cántaro roto
en mil trozos
por los golpes recibidos,
merecidos o fortuitos,
en el juego de la vida...

Contar tu historia

Cantar tu nombre, Señor,
con palabras,
pero sobre todo con vida.

Contar tu historia, Señor,
con relatos,
pero sobre todo con vida.

Repetir tu enseñanza, Señor,
con historias,
pero sobre todo con vida.

Corregir con amor

Cántame las verdades de mi vida.
Oídas de tus labios
no sonarán a cálido reproche,
sino a amor que me acepta desgarrado.
Cántame las verdades.

Camino, verdad y vida

Yo soy el camino, la verdad y la vida...
y aquí me tienes.
Un camino que recorrer,
una verdad por anunciar,
una vida para darse.

Caminaré a pie descalzo

Caminaré siempre en tu presencia
por el camino de la vida.
Te entrego, Señor, mi vida, hazla fecunda.
Te entrego mi voluntad, hazla idéntica a la tuya.

Caminaré a pie descalzo,
con el único gozo de saber que eres mi tesoro.

Toma mis manos, hazlas acogedoras
Toma mi corazón, hazlo ardiente.
Toma mis pies, hazlos incansables.
Toma mis ojos, hazlos transparentes.

Toma mis horas grises, hazlas novedad.
Hazte compañero inseparable
de mis caídas y tribulaciones.

Y enséñame a gozar en el camino
de las pequeñas cosas que me regalas,
sabiendo siempre ir más allá
sin quedarme en las cunetas de los caminos.

Toma mis cansancios, hazlos tuyos.
Toma mis veredas, hazlas tu camino.
Toma mis mentiras, hazlas verdad.
Toma mis muertes, hazlas vida.
Toma mi pobreza, hazla tu riqueza.
Toma mi obediencia, hazla tu gozo.
Toma mi nada, haz lo que quieras.
Toma mi familia, hazla tuya.
Toma mis pecados.
Toma mis faltas de amor,
mis eternas omisiones,
mis permanentes desilusiones,
mis horas de amarguras.

Camina, Señor, conmigo;
Acércate a mis pisadas.
Hazme nuevo en la donación,
alegría en la entrega
gozo desbordante al dar la vida,
al gastarse en tu servicio. Amén

Caminamos hacia ti juntos

Caminamos hacia ti, subimos cansados tu montaña.
Sabemos que la ascensión es dura pero el grupo nos aguanta.
Sabemos que tú te das en lo alto, en lo de arriba.
Sabemos que vale la pena subir y encontrarte.

Silencio, escucha

Callar las radios,
callar los ordenadores,
callar los móviles y las teles.

Callar los micrófonos,
callar los relojes,
callar las máquinas y sus vibraciones.

Callar los ruidos,
callar las palabras,
callar los gestos y las reuniones..

Cerrar las puertas,
cerrar las ventanas,
cerrar todas las brechas y entradas.

Callar las huidas,
callar las hambres,
callar las argucias y los viajes.

Callar los discursos,
callar las explicaciones,
callar los sueños y las pasiones.

Callar los sentidos,
callar los pensamientos,
callar las noticias y los argumentos.

Cerrar las puertas,
cerrar las ventanas,
cerrar las almenas y las murallas.

Callar imágenes,
callar inquietudes,
callar ideas y tareas.

Callar los recuerdos,
callar las tensiones,
callar miedos y preocupaciones.

Callar apetencias,
callar compromisos,
callar urgencias e imprevistos.

Cerrar las puertas,
cerrar las ventanas,
cerrar los visillos y las persianas.

Callar las dudas,
callar las curiosidades,
callar las insidiosas necesidades.

Abrir el corazón,
abrir las entrañas,
abrir nuestro ser y casa.

Y escuchar tu voz de amor
que nos hace hijas e hijos
y resuena en toda la creación.

Florentino Ulibarri

Pacientes y generosos como María y José

Calma nuestras impaciencias;
que aprendamos, como José,
a dejar que las cosas sucedan
sin perder el equilibrio,
sin bloquearnos por la protesta,
sin rechazar al diferente,
sin juzgar con dureza.

Cada vez que nace un niño

Cada vez que nace un niño
sigo confiando en vosotros,
porque entregaros un hijo
es delegar mucho de mí en vosotros:
es haceros continuadores de mi obra,
portadores de mi Espíritu,
padres y madres de mi evangelio vivo
y cuna del mundo al que tanto quiero.

Hijo pródigo

Cada mañana me regalas una parte de tu herencia
y pones en mis manos la libertad más grande,
aunque pueda alejarme de ti.

Cada mañana sales al balcón
y vigilas el horizonte
para ver si vuelvo.

Caminaré en presencia del Señor

Busco tu rostro, Señor, no me escondas tu rostro.
Mi ser se abre a tu Ser, como la playa al mar.
Mi vida se abre a tu vida, como la flor al sol.
Mis ojos miran tus ojos llenos de dulzura
como los ojos de un niño la mariposa en flor.
Mis manos se abren en palma a tus  manos
como enamorados que hacen uno de los dos.
Mis labios te dicen desde el silencio profundo
que amor, y sólo amor... "Amor saca amor".

Un nuevo día me regalas

Buenos días, Señor.
Un nuevo día que me regalas.
Gracias con toda la fuerza de que soy capaz.
Gracias por este nuevo amanecer.
Gracias por este nuevo empezar.
Gracias por tu presencia que me acompañará en toda la jornada.

Comienzo el día saludándote

Buenos días Señor, luego del descanso
de la noche comienzo el día saludándote
y agradeciendo tu protección
que no me abandona nunca.

Gracias por este nuevo amanecer

Buenos días, Señor; Buenos días.
Queremos comenzar esta jornada con entusiasmo,
con alegría reestrenada, con ilusión nueva.

Sabemos que estás a nuestro lado,
en nuestras familias y en nuestro amigos,
en las cosas que me regalas y en mi mismo;
en nuestro movimiento de jóvenes.

Buenos días, Señor, a ti el primero

Buenos días, Señor, a ti el primero
encuentra la mirada
del corazón, apenas nace el día:
Tú eres la luz y el sol de mi jornada.

No ha nacido uno más grande que Juan

 "No ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más  pequeño en el reino de los cielos es más grande que él".

Señor, como Juan Bautista, también yo soy muy grande, porque he recibido muchos dones,
y muy pequeño, porque mi vida y mi felicidad dependen de Ti, del cariño de muchas personas.

Corazón compasivo

Señor Jesús,
gracias por tu corazón compasivo,
un corazón que nunca pasa de largo
que siente nuestras hambres más profundas
y nos ofrece gratis el mejor alimento.

Jesús Resucitado,
gracias por compartir con nosotros
el pan bendito de tu vida nueva,
el vino bueno de la alegría eterna,
el agua fresca de la esperanza cierta.

Señor nuestro,
danos un corazón como el tuyo,
un corazón cercano y generoso
para compartir el pan, el vino y el agua
con todos los hambrientos del camino.

He vencido al mundo

Jesús no nos pinta una vida facilona. Nos dice con claridad: "en el mundo tendréis luchas". Y, además, nos asegura que con él podemos vencer.

Señor, la vida es una lucha.
Tienes razón.

Lucho para que no me arrastre la moda, la comodidad o la prisa,
para ser el conductor de mi propia vida.

Asumir la historia. Genealogías

Señor, te damos gracias porque, al hacerte humano, asumiste la historia de tu pueblo, la historia de la humanidad, una historia cuajada de nombres, nombres de héroes y miserables, de prostitutas y de santas, de gente ni muy buena ni muy mala, como yo.

Gracias por amarnos, gracias por dar la vida por nosotros, con nuestras luces y sombras, con nuestras coherencias y contradicciones.

Jesús, tú nos enseñas a seguir este camino de la Encarnación. Contigo podemos amar historias heridas: la historia de nuestro pueblo y de nuestra iglesia, la historia de nuestra familia y de nuestro grupo de fe.

Danos tu Espíritu para acercarnos, amar, servir y entregarnos a nuestros prójimos; a fin de que nuestra historia se acerque más a Ti, a la corriente de amor y perdón que brota de tu corazón. Amén.

Alégrate, el Señor está contigo

Antes de rezar con las palabras de María, escucha el anuncio del ángel:

“Alégrate, el Señor está contigo. No temas. Dios me ha enviado y está contento contigo. Tiene grandes planes para ti. Hay gente cerca de ti que necesita tu ayuda, tu tiempo, tu trabajo, tu amor. Aunque te sientas pequeña y no sepas como hacerlo, no te preocupes, él te
guiará y te indicará cómo hacerlo. Si confías, nada has de temer, porque Dios estará a tu lado y para Él nada hay imposible”.

¿También vosotros queréis marcharos?

Cuando tratamos de hacer el bien, trabajando por las personas y por la sociedad, y recibimos incomprensiones y bofetadas, tenemos la tentación de echarnos atrás. Y tú, Jesús, nos preguntas: ¿También vosotros queréis vivir enclaustrados en el palacete de vuestra comodidad?

Cuando hemos confiado en amigos y hermanos y ellos nos olvidan y traicionan, nos resulta muy difícil abrir el corazón para amar y compartir. Y tú, Jesús, nos dices: ¿También vosotros queréis vivir encerrados en la burbuja del individualismo?

Cuando pedimos con insistencia a Dios que nos conceda algo y parece que Él se hace el sordo, tenemos la tentación de dejar de rezar, de construir nuestra vida como si Dios no existiera. Y tú, Jesús, nos dices: ¿también tú quieres alejarte de la Fuente de la Vida, también tú crees que no necesitas la luz, el pan, el perdón y el amor de Dios?

Cuando tratamos de superar un comportamiento o un hábito que nos perjudica o hace daño a los demás y no lo conseguimos, nos abandonamos, pensamos que somos un desastre sin remedio. Y tú, Jesús, nos dices: ¿También tú crees que todo se consigue a la primera, también tú rechazas mi ayuda para hacer realidad tus mejores sueños?

Cuando desaparece una persona muy cercana, a la que hemos querido, que nos ha querido mucho, no encontramos energía para seguir adelante y sólo vemos nubarrones en nuestro horizonte. Y tú, Jesús, nos dices: ¿También vosotros creéis que la muerte tiene la última palabra? ¿también vosotros creéis que vuestro dolor es más grande que mi amor?

Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna. Contigo es posible descubrir y escoger el camino de la entrega, la fraternidad, la confianza y la esperanza.

No desconozco tu miseria

No desconozco tu miseria,
veo las luchas y las tribulaciones de tu alma,
veo también tus enfermedades físicas y el cansancio de tu cuerpo,
conozco bien tus pecados, tu infidelidad, tus omisiones...
Yo te digo: ¡ámame como eres!

Bienvenido, Espíritu

Bienvenido, Espíritu. ¡Eres Tú!
Pasa, no te quedes en la puerta.
Pasa hasta la sala de estar.
Toma asiento, vamos, con toda confianza.

Bienaventurado

Bienaventurado el que goza del don de la fe,
porque nunca conocerá las tinieblas sin fin.

Bienaventurado aquél a quien el Espíritu del Señor
le concede el poder de llorar su mal,
porque sus lagrimas lo purifican.

Bienaventurado el que hace de su vida una entrega
porque su labor diaria le acerca al Creador.

Bienaventurado el hombre de espíritu sencillo,
porque no conocerá el temor que acobarda,
ni la vergüenza que retiene.

Bienaventurado el que intuye a Dios
en la presencia de las personas y las cosas,
porque ya goza de El en esta vida,
de manera anticipada.

Bienaventurado aquél que vive la existencia como peregrino
y no se instala en ella, antes, a la luz de la fe,
camina en busca de la patria mejor,
porque ésta será definitiva y verdadera.

Bienaventurado el hombre que no ve la muerte
como enemiga sino como hermana,
pues ésta le abre las puertas del Reino
y acelera el "encuentro" con Aquel que ama.

"El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
ese recibirá la bendición del Señor"

lunes, 21 de septiembre de 2015

Bendito seas por el don de la palabra

Bendito seas, Señor,
por el don de la palabra que nos has dado.
Gracias a él podemos comunicamos,
dialogar y participar,
preguntar y responder,
expresar nuestros sentimientos,
susurrar y gritar,
salir de nosotros,
abrimos al mundo,
a los hermanos
y a Ti.

Bendito seas

Bendito seas
por tantas personas sencillas y buenas
que viven y caminan con nosotros
haciéndote presente cada día
con rostro amigo de padre y madre.

Bendito seas, Padre

Bendito seas, Padre,
por este tiempo tan oportuno,
para la conversión y el encuentro,
que tú concedes gratis
a todos tus hijos e hijas
que andamos desorientados o perdidos
por los caminos de la vida.

Bendigo al Señor en todo momento

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren.

Bendice, alma mía, al Señor

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.

Bendice, alma mía, al Señor

Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, que grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto.

Bendice, alma mía, al Señor

Bendice, alma mía, al Señor, desde el fondo de mi ser.
Bendice, alma mía, al  Señor, y no olvides sus muchos beneficios.
Bendice, alma mía, al Señor, porque él ha sido grande conmigo.
Bendice, alma mía, al Señor, porque ha llenado de paz mi vida.

Adoración a la Trinidad

¡Oh Dios mío, Trinidad adorable, ayúdame a olvidarme
por entero para establecerme en ti!

¡Oh mi Cristo amado, crucificado por amor! Siento mi
impotencia y te pido que me revistas de ti mismo, que
identifiques mi alma con todos lo movimientos de tu
alma; que me sustituyas, para que mi vida no sea más
que una irradiación de tu propia vida. Ven a mí como
adorador, como reparador y como salvador...

Bajo las olas agitadas del odio

Bajo las olas agitadas del odio,
cuánta bondad, Señor,
y cuánto amor hay en nuestro mundo.

El bien queda oculto
a las miradas superficiales
y sólo se descubre
con los ojos del corazón.

Abiertos al mundo

Ayúdanos, Señor, a mirar siempre hacia adelante,
a emprender el camino convencidos de que no vamos solos,
de que tú vas con nosotros
y nos has dado hermanos y hermanas.

Danos valor, mucho valor,
para afrontar nuestra vida de todos los días,
para ser testigos tuyos en este tiempo
y llevar el ánimo
y la esperanza a nuestros hermanos.

Ayúdanos a descubrir nuestros dones

Ayúdanos, Señor, a descubrir nuestros dones.
Ayúdanos a conocernos mejor, a querernos más,
a desarrollarnos como personas que van al encuentro de los otros,
para conocerlos, para comprenderlos, para amarlos.

Ayúdanos a descubrir la vida,
para quererla y defenderla,
buscando los auténticos valores de la libertad
y la autenticidad, sin dejarnos manipular.

Y sobretodo, ayúdanos a vivir sabiendo
que caminas a nuestro lado y eres
nuestro apoyo y fortaleza.
Amén.

Ayúdame, Dios mío, por tu bondad

Ayúdame, Dios mío, por tu bondad
Perdóname por lo que he hecho mal, tú sabes cómo soy.
Yo sé que no miras lo que está mal, sino lo bueno que es posible.
Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me das sabiduría.

Guíame al desierto

Ayúdame a hacer silencio Señor, quiero escuchar tu voz. Toma mi mano, guíame al desierto, que nos encontremos a solas, Tú y yo. Necesito contemplar tu rostro, me hace falta la calidez de tu voz, Caminar juntos…..callar para que hables tú.

Ayúdame a clarificar mis intenciones.

Ayúdame a clarificar mis intenciones.
purifica mis sentimientos,
santifica mis pensamientos
y bendice mis esfuerzos,
para que todo en mi vida
sea de acuerdo a tu voluntad.

Compasión

Ayer a ti, Señor,
ante la carne doliente del enfermo,
ante la carne olvidada del marginado,
ante la carne agotada del anciano,
ante la carne necesitada del discapacitado,
ante la carne cansada del parado,
ante la carne arruinada del hambriento,
ante la carne sometida del esclavo,
ante la carne corrompida del leproso,
ante la carne afligida de la madre,
ante la carne deshabitada del joven...
se te conmovieron las entrañas,
te dio un vuelco el corazón
y no pudiste quedarte al margen.

Ay de mí

¡Ay!
¡Ay de mí si no respiro,
si no me alimento,
si no quiero con locura!
Si no vibro
con el júbilo del hermano.

¡Ay de mí
si no tiemblo ante su dolor.
Si no abro los oídos
para dejarme transformar
por tu palabra,
y no abro la boca
para gritar
una pregunta de fe;
un veredicto de amistad;
una promesa de curación;
una canción de justicia.

¡Ay de mí si no abro las manos,
liberadas al fin de piedras
y cadenas,
para dar, en ellas,
calor, afecto y abrazo.

¡Ay de mí
no por miedo
o por amenaza,
sino porque, no amando
a tu manera,
no habré vivido!

Mas, si en mi debilidad,
te dejo ser atalaya,
no habrá lamento,
derrota ni queja.
Habrá esperanza.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj

Buenas noches, Señor

Buenas noches, Señor!!!!

Autor de mi vida y razón por la cual yo sigo luchando. Lo primero que quiero decirte, aunque sé que lo sabes, es: "Te amo con todas las fuerzas de mi corazón".

Camino, verdad y vida

Aunque esté lleno de baches y piedras
y tenga infinidad de curvas,
aunque vaya por colinas y valles
y sean frecuentes las pendientes,
aunque sea estrecho y sin césped,
unas veces polvoriento, otras lleno de barrizales,
voy por él
siguiendo tus huellas,
soñando utopías,
buscando sombras,
anhelando metas,
disfrutando la experiencia.

Y Tú, que vas por delante,
te me revelas y ofreces cada día
como camino, verdad y vida.

Florentino Ulibarri

viernes, 18 de septiembre de 2015

Profeta de esperanza

Parecía que no había esperanza.
Que el mundo se resquebrajaba
entre balas y trincheras.
Un manto de olvido
había cubierto la fraternidad.
Un hombre encaraba a otro
a cara de perro, a grito de odio.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Ámame como eres

Aunque caigas continuamente en tus mismas faltas,
aunque cometas esas culpas que te avergüenzan,
aunque no cumplas con tu deber,
aunque desprecies a tu prójimo,
aunque tantas veces te consideres indigno,
Yo te digo: ¡ámame como eres!

Como grano de trigo

Porque Tú lo has querido
estoy aquí, Señor. En Tu nombre.
No he venido yo; me has absorbido
en la espiral de amor,
que eres con todos.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

A través de personas

Dios sigue hablando a través de personas, a través de personas amables y bruscas, aburridas y divertidas. desagradables y simpáticas, más buenas y peores, de izquierdas y de derechas, creyentes y no creyentes...

martes, 15 de septiembre de 2015

Brazos abiertos

Más abiertos aún
los brazos,
para abarcar
a quien necesita
una cuna para su dolor.

domingo, 13 de septiembre de 2015

¿Me amas?

Aún nos faltaba un gozo: descubrir tu inédito modo de perdonar.
Nosotros, como Pedro, hemos manchado tantas veces tu nombre,
hemos dicho que no te conocíamos,
hemos enrojecido ante el «horror» de que alguien nos llamara «beatos»,
nos hemos calentado al fuego de los gozos del mundo.

Arráncatela

Arranca la mano de piedra,
que aprieta con saña
y apunta con odio,
cocina maldades
y pone cadenas…
Verás cómo crece
la mano de carne
que acuna y aquieta,
que quita cerrojos,
que escribe poemas

Buscando libertad

Aquí me tienes, Señor,
buscando libertad, pero esclavo de mis cosas;
creyéndome lleno, pero vacío de ti;
escuchando tu llamada, pero haciéndome el sordo.

Díscipulo misionero

Aquí me tienes, Señor,
aprendiendo a vivir en tu casa
y dejando que tu mensaje cale
a pesar de tantas contradicciones.

La mies es mucha

Aquí me tienes, preocupado por mis cosas,
atento a las quejas de mi cuerpo y a mis pensamientos y miedos.

Tú me recuerdas que la mies es mucha,
que hay poca mano de obra. Cuenta conmigo para tu reino.

Lleva a término la obra que iniciaste en mí

Aquí estoy Señor, te pertenezco.
Te pido con humildad
que lleves a término la obra que iniciaste en mí
el día que me llamaste a la vida.

Descansando del duro trabajo

Aquí estoy, Señor,
sentado a la puerta de mi tienda,
descansando del duro trabajo,
intentando sentir tu brisa,
serenando mi cuerpo y espíritu,
haciendo memoria de tantas idas y vueltas,
y oteando el horizonte
con estos ojos nómadas que Tú me has dado.

Aquí estoy - Salmo 39

Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

Cuántas maravillas has hecho, Señor, Dios mío,
cuántos planes en favor nuestro;
nadie se te puede comparar.
Intento proclamarlas, decirlas,
pero superan todo número.

Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio.

Entonces yo digo: «Aquí estoy
-como está escrito en mi libro-
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas.

He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios; Señor, tú lo sabes.

No me he guardado en el pecho tu defensa,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia
y tu lealtad ante la gran asamblea.

Gloria al Padre y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos. Amén.

En el humbral

Aquí estoy, Señor,
en el umbral de tu tiempo,
entre estremecida, asustada, aturdida,
expectante... enamorada,
percibiendo cómo avivas en mi pobre corazón
los rescoldos del deseo de otros tiempos.

Como el ciego al borde del camino

Aquí estoy, Señor,
como el ciego al borde del camino
-cansado, triste, aburrido,
sudoroso y polvoriento,
sin claridad y sin horizonte-;
mendigo por necesidad y oficio.

Aquí estoy

Aquí estoy, porque me has llamado, Señor.
Aquí estoy, para entrar en tu proyecto y hacerlo carne en mi vida.

Salmo de la solidaridad

Aquí estoy, metido en un mundo confuso y tenso.
Este mundo, Señor, de los hombres en que vivo.
Esta sociedad agitada y nerviosa, cansada y dura donde sólo viven y tienen derechos los fuertes.
Esta sociedad, Señor, llena de injusticias,
donde la ley del hampa es
la mentira hecha verdad.
donde la ley de la selva es
el látigo hecho poder,
donde la ley del amor se
ha hecho ley de violencia,
donde la ley se ha hecho norma a base de abuso.
Aquí estoy, Señor, queriendo ser libre en mi utopía, amurallado,
cercado, perseguido,
en callejón sin salida.

Hueco abierto a ti.

Aquí estoy;
azotado por el viento
y adelgazado por los besos y encuentros,
ya soy hueco,
hueco que se ofrece,
como regazo y descanso,
a Ti, Señor,
y a todos los que andan por la vida
con los pies cansados,
las espaldas dobladas
y la mirada triste y perdida.

Juntos en tu búsqueda

Aquí estamos, Señor Jesús: juntos en tu búsqueda.
Aquí estamos con el corazón en alas de libertad.
Aquí estamos, Señor, juntos como amigos. Juntos.
Tú dijiste que estás en medio de los que caminan juntos.

Reunidos en tu presencia

¡Aquí estamos, Señor, Espíritu Santo!
¡Aquí estamos, reunidos en tu presencia!
Limitados sí, por la malicia del pecado,
pero confiados al reunirnos en tu nombre.Ven y quédate con nosotros:
dígnate infundirte en lo más íntimo de nuestros corazones.

Enséñanos en qué tenemos que ocuparnos,
hacia dónde hemos de dirigir nuestros esfuerzos,
haznos saber lo que debemos realizar;
para que con tu ayuda te podamos agradar en todo.

Sé tú sólo quien inspires
y lleves a feliz término nuestras decisiones;
Tú que sólo con Dios Padre y su Hijo
posees el nombre glorioso.

No permitas que seamos
perturbadores de la justicia,
Tú que amas, sobre todo la equidad
en sumo grado.

Que la ignorancia no nos arrastre al mal,
ni el aplauso nos desvíe,
ni nos corrompa el interés de lucro,
o la preferencia de personas;
antes bien, únenos a Ti de modo eficaz
por el don de tu sola gracia.

Que seamos uno en Ti
y en nada nos apartemos de la verdad.

Y por hallarnos reunidos en tu nombre,
podamos en todo mantener la justicia,
guiados por el amor filial, para que aquí y ahora
nuestro dictamen en nada disienta de Ti,
y en lo venidero consigamos la eterna recompensa
por haber actuado conforme a tus designios.

San Isidoro de Sevilla. S. VI-VII

Despiertos para comenzar

Aquí estamos, Señor, despiertos nuevamente.
El sueño aun está en nuestros ojos,
pero en nuestros labios despierta tu alabanza.
Te alabamos y te bendecimos.

Oración por las víctimas de un accidente

Apóstol Santiago,
tú que contemplaste la grandeza de Dios en Jesús transfigurado,
tú que compartiste la hora del dolor de Jesús junto a los olivos,
tú que eres el patrón y luz de nuestra esperanza y fe;
alienta al que hoy ha perdido a quien amaba,
al que sufre en su cuerpo y en su espíritu,
al que busca explicación y no la encuentra,
a todas las personas que trabajan en el lugar del accidente,
al todos los que comparten sangre, sufrimientos, oraciones...
desde el dolor y la solidaridad más profundos.

Apareciste

Apareciste
cuando el alma
no tenía prisa
ni de llegar,
ni de crecer,
ni de morir.

Profeta de las naciones

Antes de formarte en el vientre me conociste;
antes que saliera del seno  me consagraste,
me constituiste profeta de las naciones.
Yo dije: ¡Ah, Señor, mira
que no sé hablar, pues soy un niño!
Y Tú me respondiste:
"No digas 'soy un niño'
porque irás adonde yo te envíe
y dirás todo lo que yo te ordene.
No les tengas miedo,
pues yo estoy contigo para librarte,

Acaríciame

Acaríciame.
Vengo a Ti para que me acaricies
antes de comenzar el día.
Que tus ojos se posen
un momento sobre mis ojos.
Que acuda a mi trabajo sabiendo
que me acompañas, Amigo mío.

Oración para el último día del año

Antes de acabar el año, podemos dar gracias por todas las personas y acontecimientos positivos del 2014, para cargarnos de energía; y pedir perdón por lo que no hicimos bien y ofrecerlo a quienes nos hicieron daño, para liberarnos de pesos muertos, que nos nos dejan avanzar ligeros y con una sonrisa en la cara...

Ante tanto Amor

Ante tanto Amor, Padre, me quedo sin respuesta
y experimento miedo de no responder.
Me vencen mis egoísmos y no me siento digno
de estar a tu lado ni de entrar en tu Casa.

Se me duermen hasta las ilusiones

Anochece, Señor.
He vivido la jornada que me has dado
haciendo lo que hago diariamente...
He sembrado un puñado de ilusiones
y encendido algunas luces.

Anoche cuando dormía

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Di, ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
de donde nunca bebí?

Tú estabas dentro de mí

Angosta es la casa de mi alma para que vengas a ella: sea ensanchada por ti. Ruinosa está: repárala. Hay en ella cosas que ofenden tus ojos: lo confieso y lo sé; pero ¿quién la limpiará o a quién otro clamaré fuera de ti? De todos mis pecados líbrame, Señor.

¿Es verdad, Señor, que hay algo en mí que pueda abarcarte? ¿Acaso te abarca el cielo y la tierra, que tú has creado, y dentro de los cuales me creaste también a mí? ¿O es tal vez que, porque nada de cuanto es puede ser sin ti, te abarca todo lo que es? Pues si yo existo efectivamente, ¿por qué pido que vengas a mí, cuando yo no existiría si tú no estuvieses en mí?

Ángel santo de la guarda

Ángel santo de la guarda, compañero de mi vida, tú que nunca me abandonas, ni de noche ni de día.

Aunque eres espíritu invisible, sé que te hallas a mi lado, escuchas mis oraciones y cuentas todos mis pasos.

En las sombras de la noche, me haces sentir tranquilo, cuando tiendes sobre mi pecho las alas de tu ternura.

Ángel de Dios, que yo escuche tu mensaje y que lo siga, que vaya siempre contigo hacia Dios, que me lo envía.

Testigo de lo invisible, presencia del cielo amiga, gracias por tu fiel custodia, gracias por tu compañía.

Tú que eres mi fiel custodio, enséñame tu santo oficio, para que sepa cuidar la creación y a las personas que pones en mi camino.

En presencia de los Ángeles, suba al cielo nuestro canto: gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Amén.

Ando por mi camino, pasajero

Ando por mi camino, pasajero,
y a veces creo que voy sin compañía,
hasta que siento el paso que me guía,
al compás de mi andar, de otro viajero.

No lo veo, pero está. Si voy ligero,
él apresura el paso; se diría
que quiere ir a mi lado todo el día,
invisible y seguro el compañero.

Al llegar a terreno solitario,
él me presta valor para que siga,
y, si descanso, junto a mí reposa.

Y, cuando hay que subir monte (Calvario
lo llama él), siento en su mano amiga,
que me ayuda, una llaga dolorosa.

José María Souvirón

No te arrepientas de amar

No, no te arrepientas de amar
contra viento y marea,
contra prudencia y cálculo,
contra seguridad y egoísmo.
Como Dios mismo ama.

sábado, 12 de septiembre de 2015

Envío

Andar por la vida
portando tu mensaje y buena nueva;
andar erguido
a pesar de las inclemencias del camino;
andar de frente
sin temor a tormentas y huracanes;
andar tranquilos
aunque haya lobos escondidos.

Andado de tu mano

Andando de tu mano,
¡qué fáciles las cimas!
Alto se está contigo,
tú me elevas, sin nada,
tan sólo con vivir
y dejar que te viva.

Eucaristía

Amor de Ti nos quema, blanco cuerpo;
amor que es hambre, amor de las entrañas;
hambre de la Palabra creadora
que se hizo carne; fiero amor de vida
que no se sacia con abrazos, besos,
ni con enlace conyugal alguno.
Sólo comerte nos apaga el ansia,
pan de inmortalidad, carne divina.

Amo, Señor, tus sendas

Amo, Señor, tus sendas, y me es suave la carga
(la llevaron tus hombros) que en mis hombros pusiste;
pero a veces encuentro que la jornada es larga,
que el cielo ante mis ojos de tinieblas se viste,

Ámate

Ámate. El amarse a sí mismo no es pecado, sino virtud.
Pecado no es amarse o amarse sólo a sí mismo y no a los demás.
Pecado es siempre no amar.