Gracias, Lorenzo, por compartir con nosotros tu secreto:
"El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará y el que siembra generosamente, generosamente cosechará.
Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.
La felicidad huye despavorida de cuantos la desean solo para ellos mismos y persigue a quienes buscan el bien de los menos afortunados.
Si tienes que cambiar tu discurso, que sea por convicción, nunca por conveniencia, aunque pierdas el ascenso, las elecciones o a algún amigo.
Disfruta la vida todo lo que puedas y no sufras por cosas que no merecen la pena, pero apuesta cada día por el amor, la coherencia, la justicia, la verdad y la defensa de los más desamparados, aunque tengas que cargar la cruz del sufrimiento o soportar la parrilla del rechazo.
Abraza a Jesucristo decididamente, porque alegrará y ensanchará tu corazón, para que seas capaz de amar más y mejor, para que tu vida sea un regalo precioso para ti y para quienes te rodean”.
Gracias, Lorenzo, gracias.