sábado, 29 de mayo de 2021

Te quedas, Señor

 TE QUEDAS, SEÑOR
En el pan, para calmar nuestra hambre espiritual
Y, cuando te vemos partir y repartir así la hogaza,
 vemos que nos amas
 hasta el extremo que tu Cuerpo,
 se desangra y se derrama en sangre,
 para que, nosotros tus amigos,
 tengamos asegurado alimento en nuestro caminar.

TE QUEDAS, SEÑOR
Y, al quedarte entre nosotros,
lo haces como el que siempre sirve y se da.
Como el que, arrodillándose o inclinándose
nos indica que el camino de la humildad
es el secreto para llegarnos hasta Dios
y para mitigar penas y sufrimientos.

TE QUEDAS, SEÑOR
Con un amor tremendamente asombroso
nos enseñas el valor de la fraternidad
la clave para vivir contigo y por Ti.
La llave para, abriendo la puerta de tu casa
contemplar que, el interior de tu morada,
está adornado con el color del amor
y con la entrega de tu Sacerdocio
o con el sacrificio de tu vida donada.

TE QUEDAS, SEÑOR
Para que, sin verte,
te adoremos en tu Cuerpo en tu Sangre.
Para que, al llevar el pan hasta tu altar,
nos acordemos que es signo de tu presencia.
Para que, al repartirlo entre los necesitados,
comprendamos que es sacramento de tu presencia.

TE QUEDAS, SEÑOR
Y nos dejas un mandamiento: ¡Amaos!
Y nos sugieres un camino: ¡El servicio!
Y te quedas para siempre: ¡La Eucaristía!
Y eres, sacerdote que ofrece
Y eres, sacerdote que se ofrece
por toda la humanidad.

Gracias, Señor

P. Javier Leoz

lunes, 24 de mayo de 2021

Donde menos lo esperas

Donde menos lo imaginas,
cuando menos lo esperas,
donde todo es gris de tristeza,
cuando la pesadumbre pesa,
donde nadie imagina ni sueña,
cuando el horizonte se nubla...
¡es posible la vida
con la fuerza del Espíritu!

En la tierra callada,
en el surco abierto,
en el bosque perdido,
en el barro del camino,
en las montañas áridas,
en los valles secretos...
¡es posible la vida
con la fuerza del Espíritu!

En los ojos que miran,
en las manos que aprietan,
en las palabras no dichas,
en las entrañas que gimen,
en los regazos que acunan,
en tu corazón cambiante...
¡es posible la vida
con la fuerza del Espíritu!

Florentino Ulibarri

Oración universal

Señor Jesús,
en tu oración, como en tu corazón, cabemos todos.
Tú rezaste por tus primeros discípulos
y sigues hablando al Padre de nosotros,
de nuestras alegrías, problemas, ilusiones...
Gracias por interceder por cada uno de nosotros.
Gracias por todas las personas que rezan por mí.

Tú ensanchas nuestro corazón y nuestra oración,
para que no ore sólo desde mis deseos y preocupaciones,
para que en mi relación contigo y con el Padre resuenen
los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias
de los hombres y mujeres de nuestro tiempo,
sobre todo de los pobres y de cuantos sufren.
Que no haya nada verdaderamente humano
que no encuentre eco en mi corazón y mi oración.
Como tú y contigo.
Amén.

domingo, 23 de mayo de 2021

Ascensión

Señor Jesús, en tu Ascensión,
nos recuerdas que somos ciudadanos del cielo.
Tú nos abres el camino hacia la casa de Dios Padre,
una casa familiar, abierta a todos sus hijas e hijos.
Allí no habrá tristeza, enfermedad, desencuentros, soledad...
Allí disfrutaremos la belleza, la vida, el amor de Dios y de todos los hermanos.

Señor Jesús, en tu Ascensión,
nos recuerdas que tenemos una misión preciosa:
hacerte presente con nuestros gestos y palabras,
ser transparencia de tu amor a cada persona,
anunciar el Evangelio de la esperanza y de la vida,
compartir la alegría de la fe y la fraternidad.

Señor Jesús, en tu Ascensión,
nos recuerdas que Tú estarás siempre a nuestro lado,
que tu Espíritu será fuerza y luz en nuestra misión,
que tenemos hermanos en los que apoyarnos,
que María seguirá sosteniéndonos en la dificultad
y nos acompañará en el camino hacia el cielo.
Amén.

La gloria de dar la vida

Señor Jesús,
tu gloria en esta tierra fue dar vida,
aliviar los sufrimientos de las personas,
especialmente a los pequeños y a los enfermos,
y a quienes eran descartados por la sociedad.

Para darnos vida, te hiciste humano,
predicaste, curaste, rezaste…
amaste, serviste y diste tu vida,
hasta el final, sin reservarte nada.

Por eso, tu cruz fue tu gloria más plena.
Que nuestra gloria también sea dar vida,
compartiendo y desgastando la vida por amor,
como tú y contigo. Amen.

Espíritu de fraternidad

Ven Espíritu de fraternidad,
porque el Padre Dios quiere a sus hijos unidos como hermanos.

Ven Espíritu de unidad,
porque detestas la división y la enemistad.

Ven Espíritu de hermandad,
porque fácilmente nos dejamos llevar por los rencores,
las envidias, el egoísmo.

Ven Espíritu de caridad,
porque tu amor nos motiva a construir puentes, a tender lazos,
a estrechar las manos.

Ven Espíritu de amor sincero,
para que no se mueran mis sueños de un mundo de hermanos,
de una civilización del amor, de una tierra unida.

Ven Espíritu Santo.
Amén

Diamante en bruto

Ven Espíritu Santo.
Me han dicho que soy como un diamante en bruto, una piedra preciosa que está llamada a resplandecer con toda su belleza.
Pero para ofrecer todo mi brillo, necesito ser tallado, pulido, trabajado.

Ven Espíritu Santo. Ven a tallar este diamante que tú has creado, ven a sacar de mí todo lo bello que tú mismo me has regalado. De mi corazón pequeño saca los mejores actos de amor; de mis labios saca las mejores sonrisas y las mejores palabras; de mis ojos saca las miradas más buenas, comprensivas y pacientes; de mis manos saca las mejores acciones, las mejores caricias, los gestos más bellos.

Ven Espíritu Santo, a realizar tu obra en mi vida.
Amén.

Que todos sean uno

 Te pido Padre, por todos los que siguen creyendo hoy,
tantos siglos después,
gracias al testimonio que ha ido pasando
de generación en generación.

Que todos sean uno.
Que, siendo distintos, sepan estar unidos.
Que, siendo muchos, sepan trabajar juntos por el Reino.
Los habrá más convencidos y otros con más dudas.
Habrá hombres, mujeres, jóvenes ancianos.

Unos tendrán más inquietud
y ganas de que se renueven dinámicas
y formas como modo de ser fieles al espíritu.
Otros buscarán la continuidad
y valorarán la historia, la tradición, la sabiduría acumulada.
Los habrá callados y locuaces,
con distintas maneras de trabajar por el Reino.

Pero que todos sean uno, como nosotros lo somos.
Que sean uno cuando todos ellos se dejan abrazar por mis brazos abiertos en la cruz,
y se dejan guiar por el Espíritu que les da a conocer tu nombre.
Que sean uno porque yo estoy con todos.

jueves, 13 de mayo de 2021

Permanecer para dar fruto

Padre bueno,
que miras a todos tus hijos e hijas con amor y ternura,
concédenos la gracia de sabernos apreciados y amados por Ti.
Que sepamos estar unidos a ti siempre,
como los sarmientos a la vid,
para dar buenos frutos al servicio del prójimo.

Padre bueno, que tu amor nos impulse...
a vivir como hermanos,
a defender los derechos de los más pequeños,
a compartir dinero, ternura, esperanza...
a valorar más lo que nos une que lo que nos separa,
a ser comprensivos y a perdonarnos unos a otros,
a corregirnos mutuamente, para ayudarnos a mejorar,
a cuidar el planeta en el que vivirán nuestros hijos y nietos,
a construir una sociedad más fraterna,
a colaborar en la edificación de una Iglesia más evangélica,
a ser humildes para pedir ayuda y generosos para ayudar...

Tu te alegras cuando actuamos de acuerdo a lo que somos.
Tu gloria es nuestra vida, nuestra felicidad, nuestro amor, nuestra fraternidad.
Que sepamos darte gloria, Padre,
con nuestra oración perseverante y nuestra vida entregada. Amén.

Como el Padre

Señor, Jesús, como Dios Padre te ama,
así Tú nos has amado, nos amas
y nos amarás siempre,
incondicionalmente,
hagamos lo que hagamos,
seamos como seamos,
para que gocemos la alegría de sentirnos amados.

Así quisiera amarte yo,
así quisiera compartir tanto amor recibido
con los más cercanos
y con los que no han recibido tanto cariño:
niños separados de sus familias,
mujeres maltratadas, ancianos solos…
Y así pueda sentir la alegría de amar,
como Tú y contigo.

Rechazados como tú y contigo

Señor, Jesús,
a veces somos criticados y rechazados…
por ser interesados y egoístas,
por nuestra sed de poder y tener,
por nuestros errores y torpezas,
por nuestros excesos y defectos
en lo que decimos y hacemos,
en el modo de tratar a las personas.

Pero en otros momentos somos criticados y rechazados…
por decir verdades incómodas,
por denunciar injusticias y mentiras,
por no reír comentarios ofensivos,
por defender a las personas más pisoteadas…

Señor Jesús, ayúdanos a afrontar las contradicciones;
a reconocer los errores por los que somos criticados;
a seguir haciendo el bien, aun cuando seamos rechazados por ello,
como Tú y contigo.

Usar el nombre de Dios en vano

Señor Jesús, cuando la avaricia, la lujuria o el rencor invaden nuestro corazón, podemos hacer cualquier cosa o utilizar cualquier medio, para tener más dinero o más poder, para poseer a la persona deseada, para hacer daño a quienes nos han perjudicado.

A veces, incluso utilizamos lo más sagrado: tu nombre, para cumplir nuestros peores deseos. Así ha sucedido en la historia y así sucede en la actualidad. Todavía hoy hay personas que declaran guerras santas o matan en tu nombre; ven el sufrimiento de pueblos enteros y dicen “Dios lo ha querido”.

También yo a veces confundo lo que quiero y deseo con tu voluntad. También yo he utilizado el Evangelio para criticar, para condenar y para hacer daño. He tomado tu nombre en vano. Te pido perdón.

Señor Jesús, que jamás use tu nombre para hacer daño, que no confunda nunca mi voluntad con la tuya, que no olvide nunca que tu deseo es dar vida, vida nueva, vida plena, incluso a los que te hacen daño. Amén.

Abiertos a la verdad

Señor Jesús, a veces no me doy cuenta de que mi verdad es muy pequeña y la Verdad muy grande. Parece que no existe más de lo que yo veo, pienso y siento.

Dame un corazón sensible a la luz de tu Palabra y a las inspiraciones de tu Espíritu, que me ayudan a ver más allá, a ensanchar los límites de mi pensamiento, a multiplicar mi sensibilidad.

Que sepa mantener los oídos y los ojos bien abiertos, para aprender cada día, a través de todas las personas: ricas y pobres, analfabetas o universitarias, creyentes o ateas, más santas o más pecadoras, de cualquier credo o ideología. Amén.

Nuestra tristeza se convertirá en alegría

Señor, a veces me toca llorar, por el sufrimiento o la ausencia de las personas que amo, mientras alrededor me parece que el mundo se divierte. Y tus lágrimas se mezclan con las mías, aunque no me dé cuenta.

A veces estoy triste, me gana la desesperanza, me pesan tus palabras, no siento tu amor, parece que te has olvidado de nosotros, de las personas que más sufren. Y tú me acompañas en mi tristeza, aunque no me dé cuenta.

A veces estoy triste, pero en el momento más inesperado, te siento a mi lado y me llenas de una alegría que nadie me puede quitar. Señor, aumenta mi fe, para que no dude nunca de tu promesa: nuestra tristeza se convertirá en alegría. Amén.

Oración por la tierra

Dios omnipotente,
que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza.

Inúndanos de paz,
para que vivamos como hermanos y hermanas,
sin dañar a nadie.

Dios de los pobres,
ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra,
que tanto valen a tus ojos.

Sana nuestras vidas,
para que seamos protectores del mundo
y no depredadores,
para que sembremos hermosura
y no contaminación y destrucción.

Toca los corazones
de los que buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra.

Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa,
a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos
con todas las criaturas,
en nuestro camino hacia tu luz infinita.

Gracias porque estás con nosotros todos los días.
Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.

María, salud de los enfermos

Oh María,
tú resplandeces siempre en nuestro camino
como un signo de salvación y esperanza.

A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos,
que, al pie de la cruz,
fuiste asociada al dolor de Jesús,
manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación del pueblo romano,
sabes lo que necesitamos
y estamos seguros de que lo concederás
para que, como en Caná de Galilea,
vuelvan la alegría y la fiesta
después de esta prueba.

Ayúdanos, Madre del Divino Amor,
a conformarnos a la voluntad del Padre
y hacer lo que Jesús nos dirá,
Él que tomó nuestro sufrimiento sobre sí mismo
y se cargó de nuestros dolores
para guiarnos a través de la cruz,
a la alegría de la resurrección. Amén.

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios,
no desprecies nuestras súplicas en las necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.

Papa Francisco